En 2013 China lanzó una estrategia ambiciosa: la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) o la Nueva Ruta de la Seda, un proyecto con el que hoy ya beneficia a más de 20 países de Latinoamérica. En concreto se trata de un megaproyecto que busca facilitar el comercio internacional y el desarrollo económico.
Para ello, el gigante asiático trazó un plan de inversión en infraestructura, logística y transporte basado en las antiguas rutas comerciales que unían Asia con Europa y África.
China y la Nueva Ruta de la Seda: ¿Cómo llega a Latinoamérica?
Promovida por el presidente Xi Jinping, la iniciativa se estructura en dos ejes: el terrestre, a través de la red denominada Franja Económica de la Ruta de la Seda, y el marítimo, con la ruta que conecta a China a través de corredores oceánicos.
Según consigna una publicación de La República de Colombia, en la actualidad más de 140 países y organizaciones internacionales participan del proyecto. Sin embargo, en los primeros años, la BRI tuvo como foco Asia, Europa y África.
Solo con el tiempo, entonces, China puso el ojo estratégico en América Latina hasta llegar a alcanzar a 20 países de este continente. En efecto, con el objeto de diversificar sus rutas comerciales y ampliar su presencia global, el gobierno de China ha firmado memorandos de entendimiento con al menos 20 naciones de la región.
¿Qué proyectos ha puesto en marcha en América Latina? Hasta el momento, los acuerdos firmados abarcan sectores de transporte, telecomunicaciones, energía e infraestructura. La promesa es que, detrás de estas obras se mejore la conectividad, se fomente el desarrollo regional y se atraigan inversiones a largo plazo.
Uno por uno, los países de América Latina parte del megaproyecto
Los países de América Latina vinculados a la BRI son: Antigua y Barbuda, Argentina, Barbados, Bolivia, Chile, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Granada, Guyana, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela. La magnitud de la apuesta asiática claramente ha llamado la atención de Estados Unidos que mira con recelo estos acuerdos.
Finalmente, es importante indicar que Panamá, que había suscrito previamente su incorporación, decidió retirarse del acuerdo en febrero de este año. No se han detallado oficialmente las razones detrás de esta decisión, pero marca un giro en su política exterior con respecto a la iniciativa china.