Una última oportunidad para una propuesta "creíble", "seria", "precisa" y "duradera". Francia y Alemania, las dos grandes potencias europeas, dejaron ayer abierta la puerta al diálogo con Grecia tras el abrumador triunfo del No en el referéndum del domingo, pero alertaron que el tiempo apremia más que nunca y que sólo aceptarán discutir si Grecia pone sobre la mesa una oferta "seria y creíble".
El presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela Merkel, se reunieron durante hora y media en el Elíseo para buscar una respuesta conjunta al rechazo griego a las últimas propuestas de los acreedores internacionales, después de ciertas disonancias entre Berlín y París la semana pasada.
El mensaje fue tan claro como esperado: existe un último resquicio para el entendimiento, pero ahora es responsabilidad del primer ministro griego, Alexis Tsipras, presentar de forma urgente un plan aceptable y preciso.
Se espera que la nueva propuesta griega cuente con el respaldo de la oposición y llegue hoy mismo a la cumbre extraordinaria que celebrarán los jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro.
"La puerta está abierta a las discusiones. Ahora le toca al gobierno de Alexis Tsipras hacer propuestas serias y creíbles para que esta voluntad de seguir en la zona euro pueda traducirse en un programa duradero", sentenció Hollande en una declaración conjunta con Merkel tras la reunión.
En el mismo tono grave y apremiante, el mandatario francés recordó que "no queda mucho tiempo" y que es urgente, tanto para Grecia como para Europa, hallar un acuerdo que permita a Atenas afrontar el pago de sus deudas.
En un gesto conciliador para favorecer las negociaciones, Tsipras reemplazó a su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, que no tenía buena sintonía con varios de sus pares del Eurogrupo, por Euclidis Tsakalotos, un hombre que actuaba hasta ahora como coordinador de las negociaciones con los acreedores pero que tiene un perfil más bajo y moderado que el excéntrico y duro (ahora) ex ministro.
A la espera del resultado de la crucial cumbre de hoy, el gobierno griego decidió extender el cierre de los bancos y corralito bancario hasta al menos el próximo jueves para evitar una masiva salida de capitales (ver recuadro).
El Banco Central Europeo (BCE), por su parte, anunció que mantendrá sin cambios la cantidad de liquidez máxima (89.000 millones de euros) que los bancos griegos pueden pedir al Banco de Grecia, tras rechazar una petición de ese órgano para aumentar el nivel de liquidez, en lo que fue leído como un correctivo a Grecia por el triunfo del "No" (que sacó el 61% de respaldo en el referéndum del domingo).
Según trascendió, el Banco de Grecia había pedido un aumento de este máximo de 3.000 millones de euros adicionales. Pero la provisión de liquidez urgente sólo se puede proporcionar a los bancos a cambio de suficientes garantías, explicó la entidad monetaria europea.
"La situación financiera de la República Helénica tiene un impacto en los bancos griegos ya que las garantías que utilizan en las operaciones de provisión urgente de liquidez dependen en gran medida de activos vinculados al gobierno", señaló el BCE.
Por esa razón, decidió ajustar los recortes de valor que aplica a los activos de garantía que el Banco de Grecia acepta para proporcionar liquidez de emergencia, es decir que va a dar menos dinero a los bancos griegos por cada activo que presenten.
Los activos que los bancos griegos presentan como garantía son la deuda soberana helena y la deuda emitida por bancos y garantizada por el gobierno griego, que ha sido rebajada de nuevo por las agencias de calificación a grado extremadamente especulativo y cercano a la insolvencia.