El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, irá por su tercera reelección el próximo domingo, en un contexto de represión contra la oposición y de tensión política en el país.

Se estima que unos 38 líderes políticos fueron encarcelados en la cuenta regresiva a las elecciones. La cifra incluye a siete candidatos presidenciales -entre ellos, Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, y la que contaba con más chances e ser electa- todos arrestados por traición a la patria, bajo la polémica ley 1055 promulgada en diciembre de 2020.

Las elecciones ya han sido cuestionadas por los Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) por considerar que no existen garantías democráticas para celebrarse.

Esta semana, el Congreso de los Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que, entre otras cosas, prevé una supervisión más dura de sus préstamos a Nicaragua. El texto incluye también pedidos de información sobre la vinculación del clan Ortega con casos de corrupción, y abusos de Derechos Humanos por parte de las fuerzas de seguridad. Funcionarios le dijeron Reuters que la Administración Biden ya está pensando en sanciones económicas que podrían darse a conocer después de las elecciones, descriptas por Washington como una "farsa".

Los legisladores también le pidieron al gobierno que revise la participación de Nicaragua en un tratado de libre comercio con Centroamérica (DR-CAFTA).

Ortega, que va por su quinto mandato y el cuarto consecutivo, competirá con Guillermo Osorno (Camino Cristiano Nicaragüense), Walter Espinoza (Partido Liberal Constitucionalista), Marcelo Montiel (Alianza Liberal Nicaragüense), Gastón Gutiérrez Gasparín (Alianza por la República), y Mauricio Orúe (Partido Liberal Independiente).

Una reciente encuesta de Gallup para Conficencial, señala que sólo el 19% votaría por Ortega, mientras que un abrumador 65% se inclinaría por un candidato opositor. Quienes compiten contra el presidente, sin embargo, han sido tildados como aliados de Ortega.

No obstante, es probable que en el futuro exista un mayor escenario de fragmentación en el arco opositor, teniendo en cuenta la persecución que derivó en el encarcelamiento o el exilio de los líderes más importantes.

El segundo país más pobre de América, después de Haití -entre 2018 y 2020 el PBI cayó 8,8% en términos reales- además enfrenta una crisis migratoria que está presionando a Costa Rica, México y los Estados Unidos. Las remesas, el envío de dinero a familiares por nicaragüenses que viven en el exterior, creció un 33% entre 2017 y 2020 y asciende a u$s 1851 millones, alrededor del 15% del PBI del país.

Sólo este año, el número de nicaragüenses detenidos en la frontera sur de Estados Unidos aumentó de 575 en enero a 13.91 en julio, según cifras oficiales.