La capital francesa estuvo paralizada hoy por una huelga convocada por los sindicatos de los transportes públicos RATP, que por su alto acatamiento, fue el peor paro en 12 años y cuyo objetivo es oponerse a la reforma previsional que prepara el gobierno de Emmanuel Macron.

Diez de las 16 líneas del metro de París estuvieron cerradas y las demás, saturadas. Dos de cada tres autobuses no circularon, y apenas hubo trenes de cercanías, que utilizan miles de personas para desplazarse desde los suburbios. Y el espacio fue copado por bicicletas y scooters, mientras las aplicaciones de taxis aprovecharon la ocasión elevaron mucho sus tarifas.

La protesta fue encabezada por sindicatos de RATP, la empresa que maneja trenes locales, autobuses y el metro en la región de París, que pidió a la gente limitar sus viajes "tanto como sea posible" y mucha gente optó por trabajar desde sus casas.

Cómo es el proyecto de reforma

Esta huelga fue la primera gran movilización contra la reforma previsional gubernamental para instaurar un sistema universal que aplicaría a todos los franceses un único sistema con las mismas reglas para calcular pensiones, sin importar la profesión o el sector, en sustitución del actual régimen de pensión múltiple.

La reforma es una promesa de campaña de Macron, quien se comprometió a eliminar los 43 distintos regímenes especiales. El sistema "universal" se realizaría con el uso de puntos, en el que "un euro aportado otorga los mismos derechos".

Este se aplicará a los trabajadores nacidos después de 1963 y entrará en vigor gradualmente a partir del 2025.

Quién sale perdiendo

Los trabajadores del metro de París, así como los empleados de otras profesiones que desempeñan labores consideradas difíciles o peligrosas, perderían así los beneficios asociados a sus regímenes especiales, que actualmente les permite, por ejemplo, jubilarse antes que los demás franceses.

Por ejemplo, en el caso de los empleados del transporte, al eliminar términos preferenciales perderían el derecho a retirarse con pensión completa a los 52 años, una década antes que otros trabajadores franceses.

Zona comercial sobre la estación del metro de Saint Lazare en París

El auditor del Estado francés, el Tribunal de Cuentas, afirma que la edad media de jubilación de los trabajadores de la RATP en 2017 era de 55,7 años, frente a los 63 años de la mayoría de los trabajadores franceses.

En 2007, París había vivido otra gran huelga de transportes cuando el entonces presidente Nicolas Sarkozy impulsó una reforma de las pensiones que retrasó la edad de jubilación de la mayoría de los funcionarios públicos.

En todo caso, el gobierno se lo toma con calma. Ayer, el primer ministro, Edouard Philippe, dijo que "nos tomaremos todo el tiempo necesario" para abordar la reforma de las jubilaciones, antes de un voto previsto en 2020.

"No es una huelga de privilegiados, es una huelga de empleados que queremos jubilarnos a una edad razonable y en condiciones razonables", dijo hoy Philippe Martinez, secretario general de la CGT, uno de los principales sindicatos de Francia.