Según informó el la Secretaría Especial de Previsión y Trabajo del Ministerio de Economía de Brasil, el país generó 408.500 nuevos puestos de trabajo en el primer semestre del año, es decir, un 4,08% más que las creadas en el mismo período de 2018.
Así, en el acumulado de los últimos 12 meses, finalizados en junio de 2019, el saldo también fue positivo para el país con 524.931 nuevos empleos de trabajo formales.
El dato más significativo fue el del mes de junio cuando se crearon 48.436 nuevas plazas, el mejor resultado para el mes desde 2014 y un 13% superior al de mayo. De todas formas, el mejor mes fue abril cuando generaron 129.601 empleos.
Según el Registro General de Empleados y Desempleados (Caged), que mide la diferencia entre altas y bajas, el saldo de junio fue el resultado de 1.248.106 admisiones contra 1.199.670 trabajadores que quedaron desempleados.
El crecimiento del empleo en junio fue impulsado por el sector servicios, que generó 20.020 nuevas plazas de trabajo, y el de agricultura, que creó 22.702.
La mayor economía de Sudamérica solo creció un 1,1% en 2017 y otro 1,1% en 2018, y la nueva previsión del Gobierno es que ese crecimiento se limite al 0,8% en 2019.
Además de la reforma de pensiones, con la que el Gobierno de Jair Bolsonaro pretende ahorrar unos u$s 250.000 millones en 10 años, el presidente brasileño anunció varias medidas estructurales para intentar impulsar la economía, como un duro ajuste fiscal y un ambicioso plan de privatizaciones y concesiones.
Esta semana también dio a conocer una serie de disposiciones que permitirán inyectar unos u$s 11.200 millones en la economía en los próximos dos años, como herramienta para incentivar el consumo y acelerar la recuperación económica.
La intención es generar impacto inmediato en el desempleo, que afecta a 13 millones de trabajadores, y en el crecimiento económico.