Bahréin y Sudán siguieron ayer los pasos de Arabia Saudita y cortaron relaciones diplomáticas con Irán, con lo que se agravó la crisis generada por la ejecución de un dignatario chiita por parte del régimen saudí.

La crisis, que mezcla rivalidades religiosas y políticas, amenaza con convertirse en un conflicto que puede abarcar a todo Medio Oriente.

Por lo pronto, los cancilleres de Rusia -aliado de Irán- y Estados Unidos -aliado de Arabia-, se mostraron preocupados y ofrecieron su intermediación para solucionar la escalada y así volcar toda su atención al combate a los terroristas del Estado Islámico