Con el inicio de las vacaciones de invierno, las rutas turísticas en Argentina ya están funcionando a pleno pero un inconveniente puntual afecta desde la mañana a las terminales aéreas en Buenos Aires. La caída de un radar de Ezeiza, que controla los movimientos aéreos en la provincia, derivó en demoras en numerosos vuelos.
Las demoras no sólo se registran en los aviones que llegan y parten del aeropuerto internacional Ministro Pistarini de Ezeiza, sino también del aeroparque metropolitano Jorge Newbery y el aeropuerto internacional de San Fernando.
A las 9:30, el radar dejó de enviar información a las pantallas de los controladores aéreos y desde entonces los operadores elaboran manualmente una grilla para distanciar los arribos y las partidas con 15 minutos de diferencia.
Como los controladores no están teniendo la información de las pantallas -con la que pueden ver la ubicación exacta y la cercanía de los aviones al aeropuerto- ordenan que las aeronaves permanezcan en el aire a la espera de la habilitación para aterrizar.
Por eso se demoran los arribos de aviones y los despegues, y también se acumularon postergaciones en los vuelos siguientes pese a que a las 11:30 el radar volvió a funcionar con normalidad.