En esta noticia

Después de décadas de ausencia por la caza excesiva, el puma (Puma concolor) está regresando con fuerza a la Patagonia argentina. Este icónico felino, conocido como el depredador más temido de la región, ha sorprendido a científicos al incorporar una presa completamente inesperada a su dieta: los pingüinos de Magallanes.

Un estudio publicado en diciembre de 2025 en la prestigiosa revista Proceedings of the Royal Society B revela cómo este regreso está remodelando el ecosistema del Parque Nacional Monte León, en la provincia de Santa Cruz.

Tras 20 años, reaparece el depredador más temido de la Patagonia y hay preocupación en la ciencia. Foto: Mitchell Serota / Gonzalo Ignazi
Tras 20 años, reaparece el depredador más temido de la Patagonia y hay preocupación en la ciencia. Foto: Mitchell Serota / Gonzalo Ignazi

El regreso del puma tras décadas de persecución

A principios del siglo XX, la expansión de la ganadería ovina llevó a una caza intensiva de pumas y otros carnívoros para proteger al ganado. Esto provocó la desaparición casi total del puma en amplias zonas de la Patagonia continental.

La creación del Parque Nacional Monte León en 2004 marcó un punto de inflexión. Al prohibirse la caza y proteger el hábitat, los pumas comenzaron a recuperarse. Las estimaciones actuales indican una densidad de hasta 13,2 pumas cada 100 km² en algunas áreas del parque, un signo claro de éxito en la restauración ecológica.

Pero los hallazgos han generado preocupación y fascinación en la comunidad científica: ¿qué pasa cuando un gran depredador vuelve a un paisaje que ya no es el mismo de hace un siglo?

Las consecuencias de la vuelta de este depredador

Sin depredadores terrestres, los pingüinos de Magallanes (que normalmente nidifican en islas) comenzaron a colonizar la costa continental, formando enormes colonias con decenas de miles de nidos.

Estas aves, fáciles de capturar y sin defensas contra felinos terrestres, se convirtieron en una fuente de alimento abundante y estacional (presentes de septiembre a marzo aproximadamente).

En su investigación, los científicos colocaron collares GPS a 14 pumas adultos y 32 cámaras trampa entre 2019 y 2023. Los resultados fueron sorprendentes:

  • Los pumas comenzaron a cazar pingüinos de forma habitual.
  • Esta nueva presa modificó su comportamiento social: los pumas que comen pingüinos son mucho más tolerantes entre sí, comparten áreas con mayor frecuencia y se atacan menos de lo esperado para una especie considerada solitaria y territorial.

“Los pumas que se alimentaban de pingüinos eran bastante tolerantes con la presencia de los demás”, sostuvo Emiliano Donadio, director científico de Fundación Rewilding Argentina y Explorador de National Geographic.

¿Éxito o riesgo? La preocupación científica

Aunque la recuperación del puma es una gran noticia para la biodiversidad (conecta tierra y mar en un flujo de nutrientes inédito), surgen interrogantes importantes: cómo impactará en las colonias de pingüinos y qué otras interacciones se darán.

“La restauración no significa volver a una instantánea histórica. Las especies están regresando a ecosistemas que han cambiado drásticamente. Eso puede crear interacciones completamente nuevas”, explicó Mitchell Serota, investigador principal del estudio.

Por el momento, las colonias de pingüinos en el parque se mantienen estables o incluso crecientes, pero el fenómeno obliga a replantear cómo funcionan los grandes depredadores en paisajes transformados por el hombre.