Con la llegada del invierno, muchas personas sienten una molestia recurrente: dolor en las rodillas, las manos o la cadera. Esta sensación, comúnmente atribuida al "frío en los huesos" no es solo una creencia popular.
De acuerdo a los expertos, es verdad que los huesos pueden anticipar el "clima de lluvia". Sin embargo, esto tiene una explicación científica más que metafísica.
¿Por qué me duelen las articulaciones cuando hace frío?
Las temperaturas por debajo de los 15°C provocan cambios fisiológicos en el cuerpo. Según explicó el director ejecutivo de la clínica Revitamed, Osmar del Toro, el frío reduce el flujo sanguíneo hacia las articulaciones, espesa el líquido sinovial (el lubricante natural de las articulaciones) y genera una tensión muscular que se traduce en dolor, rigidez o presión.
Además, se activan receptores como los nociceptores (que detectan el dolor) y barorreceptores (que responden a la presión atmosférica), lo que explica por qué muchas personas dicen que "les duelen las rodillas antes de que llueva".
¿Quiénes sufren más estos dolores?
El dolor articular en invierno suele afectar con mayor intensidad a:
- Personas con artrosis, artritis o tendinitis.
- Quienes sufrieron fracturas o lesiones deportivas previas.
- Trabajadores que realizan movimientos repetitivos, como digitadores, costureros o artesanos.
- Personas con vida sedentaria o que permanecen en posiciones estáticas por mucho tiempo.
Del Toro aclara que no hay que normalizar el dolor persistente, sobre todo si no hay una causa clara. "Puede ser una señal de alerta del cuerpo", advierte, y recomienda consultar con un profesional de salud ante cualquier molestia crónica.
Consejos para prevenir el dolor de rodillas en invierno
Hidratarte bien: el cuerpo sigue necesitando al menos 8 vasos de agua al día para mantener las articulaciones lubricadas.
Dormir lo suficiente: el descanso favorece la regeneración de los tejidos y ayuda a disminuir la inflamación.
Estirar al despertar: realizar estiramientos suaves por la mañana reduce la rigidez y mejora la movilidad.
Abrigarse correctamente: especialmente si las temperaturas bajan de los 5°C. Usá ropa térmica que cubra rodillas, caderas y manos.
Mantenerse en movimiento: caminatas diarias, bicicleta estática o ejercicios suaves ayudan a mantener las articulaciones activas y saludables.
Incorporar alimentos nutritivos: como pescados grasos, semillas, vegetales de hoja verde y gelatinas sin azúcar puede ayudar a fortalecer las articulaciones desde adentro.