En la mayoría de los casos, el diagnóstico llega de forma tardía, cuando ya los síntomas son muy evidentes y el deterioro ha avanzado. Es por eso que resulta crucial estar atentos a las primeras señales y también conocer qué medidas adoptar para retrasar su aparición.
La comunidad científica continúa investigando esta enfermedad, que solo en 2021 ya había afectado a 57 millones de personas en todo el mundo, de las cuales más del 60% se encontraban en países de ingreso mediano y bajo. Cada año, hay casi diez millones de casos nuevos.
Alzheimer: cómo realizar una detección precoz
La demencia es el resultado de diversas enfermedades y lesiones que afectan el cerebro. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia y puede representar entre un 60% y un 70% de los casos, como señala la Organización Mundial de la Salud.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el diagnóstico temprano está lejos de ser lo más habitual: más del 50% de los casos que aún son leves están sin diagnosticar. Existen herramientas y razones de peso para detectar mucho antes esta enfermedad.
Alzheimer: por qué es importante diagnosticarlo a tiempo
David Pérez, jefe del Servicio de Neurología de un hospital en Madrid y miembro de la SEN, considera que hay que partir de la premisa de que "el hecho de que no haya un tratamiento curativo no quiere decir que no hay tratamientos".
En ese sentido, aclara que "hay tratamientos farmacológicos que intentan mejorar algunos síntomas, sobre todo conductuales". Hay que tener en cuenta que las enfermedades neurodegenerativas "no solo empiezan con trastornos de memoria o de otro tipo, sino también con irritabilidad, incluso con ideas obsesivas y en algunos casos con alucinaciones, y para eso sí tenemos intervenciones terapéuticas farmacológicas que son eficaces y que mejoran la calidad de vida", añade.
Qué rutinas puede incorporar una persona con problemas de salud mental
Según el neurólogo, cuando se detecta de forma temprana la enfermedad se pueden cambiar hábitos que contribuyen a mejorar la salud mental, tales como:
- Evitar el sedentarismo,
- Potenciar el ejercicio físico,
- Dejar el tabaco y el alcohol,
- Mejorar la estimulación cognitiva y la integración social,
- Controlar los factores de riesgo vascular
- Intentar llevar una dieta sana
Sobre ese último punto, remarca que "la dieta mediterránea con aumento de
ácidos omega-3
y el consumo de aceite de oliva virgen extra, legumbres y frutos secos han logrado un retraso en la aparición de deterioro cognitivo".
Alzheimer: cuáles son las señales de alarma
A veces, la persona tiene cambios de humor o de conducta antes de que empiecen los problemas de memoria. Los síntomas empeoran con el tiempo y la mayoría de las personas con demencia precisarán ayuda en su día a día.
Los signos y síntomas precoces son:
- Olvidar cosas o acontecimientos recientes
- perder o extraviar cosas
- perderse al caminar o conducir
- sentirse desubicado, incluso en lugares familiares
- perder la noción del tiempo
- dificultades para resolver problemas o tomar decisiones
- problemas para seguir conversaciones o a la hora de encontrar las palabras
- dificultades para realizar tareas habituales
- errores de cálculo al juzgar visualmente a qué distancia se encuentran los objetos
Los cambios comunes en el estado de ánimo y el comportamiento incluyen:
- Sensación de ansiedad, tristeza o enojo por las pérdidas de memoria
- cambios en la personalidad
- conducta inapropiada
- renuncia al trabajo o a las actividades sociales
- pérdida de interés por las emociones de otras personas
La edad ya no es el principal de factor de riesgo
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que hay mayor prevalencia de casos después de los 65 años, también demuestra preocupación por la aparición de "demencia de inicio temprano"
Esta ocurre cuando los síntomas aparecen antes de los 65 años y ya representa hasta un 9% de los casos.
Es por eso que el organismo enfatiza en la importancia de reducir el riesgo de padecer deterioro cognitivo y demencia al hacer ejercicio con regularidad, no fumar, evitar el consumo nocivo de alcohol, controlar el peso, y mantener una tensión arterial y unos niveles de colesterol y de glucemia adecuados.