El esfuerzo del Gobierno por mantener estable el dólar no logró calmar a los ahorristas. Se fugaron del país 4.500 millones de dólares en octubre, el doble que el mes anterior. Desde que estalló la crisis hipotecaria en Estados Unidos, en julio del año pasado, se fueron u$s 14.000 millones, un volumen que equivale a 5% del Producto Interno Bruto (PIB). La cifra se reflejó en parte en la caída de reservas internacionales y la demanda de dólares se controló con mayores regulaciones y el superávit comercial.

Los datos surgen de las estimaciones previas del balance de pagos y no tienen en cuenta la salida de activos especulativos que pertenecen a no residentes. Con la fuga de divisas, los cálculos más pesimistas ubican las reservas internacionales en torno a los 34.000 millones de dólares, muy por debajo de los u$s 45.000 millones informados por el Banco Central.

La diferencia se origina en el préstamo de u$s 4.000 millones que tomó la entidad del Banco de Basilea, una deuda con la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS) y los dólares vendidos a futuros. En estos últimos dos casos, los pasivos se saldan en pesos por lo que el monto final de reservas ajustadas sería mayor en un análisis más moderado (en torno a los u$s 40.000 millones).

De cualquier forma, el Banco Central intervino con u$s 3500 millones de dólares en el mercado cambiario durante octubre para sostener el tipo de cambio por debajo de $ 3,40 por dólar. A esto se sumaron otras restricciones para la operatoria de contado con liqui, una vía indirecta para fugar divisas mediante la compra de acciones o títulos con cotización en el extranjero. En tanto se requirieron autorizaciones previas para sacar del país más de u$s 2 millones mensuales.

Asimismo, se impuso un plazo de 10 días hábiles para transferir los fondos cobrados por exportaciones y depositados en el exterior en cuentas de corresponsalía. La medida tuvo por objeto fortalecer la oferta de divisas y reducir al mínimo la exposición de las reservas del Banco Central.

Ante la disparada del dólar, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, tomó partida en el mercado con el envío de agentes de la repartición a las casas de cambio para verificar la cotización en las pizarras. En la misma línea intervino la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), que dirige Claudio Moroni, para desalentar a los principales agentes del sector y evitar la compra de divisas con fines especulativos.

La repatriación obligada de los recursos de la Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) tuvo la misma finalidad de elevar la oferta de dólares. Los embargos trabados por el juez estadounidense Thomas Griesa redujeron el impacto potencial de esta decisión, aunque luego de la corrida inicial causada por el anuncio de estatización del régimen previsional, la promesa de ingreso de dólares aplacó los ánimos.

No obstante, en octubre se fueron $ 7500 millones de depósitos bancarios del sector privado. Una parte sustancial de los retiros se destinó a la dolarización del portafolio de ahorristas. En tanto los depósitos en dólares treparon u$s 2000 millones el último mes.

Para 2009 el panorama luce al menos complicado. A diferencia de este año, ya no se tendrán los recursos provenientes de la compra de bonos de Venezuela. Mientras que los mercados de capitales continuarán cerrados para la Argentina al menos durante los primeros meses. A esto se suma que el superávit comercial sería inferior al de este año debido a la caída en el precio de los commodities y a la menor cantidad de mercaderías vendidas al exterior (por la recesión global y por el aumento del proteccionismo). La balanza comercial, las inversiones extranjeras y el financiamiento foráneo serán fuentes de ingresos de dólares con las el Gobierno apenas puede contar, mientras que el ritmo de la caída de reservas se volvió insostenible.