Mientras ve crecer las ventas de sus vinos San Huberto en el
país, donde invertirá este año más de 1 millón de pesos, la familia Spadone ultima los detalles para producir sus primeros varietales en China, tres años después de desembarcar en el gigante asiático con la compra de una bodega. “Hasta ahora, usamos el establecimiento para elaborar vino de pequeños productores de uvas chinos. Estamos cerrando el proyecto para lanzar, en 2006, nuestro primer vino chino (con una marca que aún no definimos) para ese país , cuenta Leonardo Spadone, presidente de la bodega San Huberto.
El establecimiento asiático lanzará un cabernet sauvignon y un chardonnay, en el segmento de entre 7 y 8 dólares, el más fuerte de China, y las dos cepas que concentran, según Spadone, el 90% de las ventas. Para la elaboración, Spadone usará uvas de productores asiáticos –ya que los consumidores chinos están más adaptados a su gusto– y un 20% de argentinas, para “realzar el sabor , explica. China, con cerca de 1.200 millones de habitantes, tiene un enorme potencial de crecimiento, a pesar de que los asiáticos consumen hoy per cápita apenas 0,2 litro de vino por año.
Spadone fue la segunda firma que desembarcó en el negocio del vino en China, después de Norton. En la compra de la bodega, que está ubicada en Huailai, a 70 kilómetros de Pekín, y tiene una capacidad de 3 millones de litros, la familia desembolsó u$s 2 millones en 2002. De este lado del mundo, en la Argentina, los negocios vitivinícolas de los Spadone están creciendo. En 1998, la familia compró la ex bodega riojana Menem, hoy San Huberto, y en 2001 la mendocina Pincolini, en Luján de Cuyo. A pesar de la caída general en el consumo interno, sus ventas se duplicaron en 2004, hasta los $ 8 millones. Y prevé cerrar este año en $ 11 millones, un 37,5% más que en 2004.
El 60% de sus ventas corresponde a la línea joven de varietales y bivarietales San Huberto ($ 5 a $ 8), y el resto se reparte entre Velazco ($ 4 a $ 7), los premium San Huberto Crianza ($ 18) y los super premium Nina, que se venden entre los $ 90 y $ 120. San Huberto exporta sólo el 10% de su producción.
A los 2,2 millones de litros de capacidad de la bodega riojana, ubicada en Aminga, se le suman los 6 millones de litros de la
mendocina. “Vamos a invertir 250.000 euros (unos $ 875.000) en una línea de fraccionamiento italiana, para duplicar la capacidad de embotellado hasta las 4.000 unidades por hora , cuenta Spadone. Además, desembolsarán otros $ 200.000 para plantar 20 nuevas hectáreas en la finca mendocina de Santa Rosa.
Y no es todo. Otro proyecto figura en carpeta. “Queremos aprovechar nuestra estructura de distribución en el país para comercializar bebidas ajenas, en especial alcohólicas (aunque no vinos), para bajar costos, ganar un mayor peso en la negociación con los canales y aumentar ingresos , anticipa Spadone.