Cuando se le comenta a un ejecutivo de Nokia que el grupo está rezagado en el mercado de los teléfonos inteligentes, la irritación es palpable.

"La percepción es diferente a los hechos", respondió Kai Oistamo, vicepresidente ejecutivo del área de dispositivos, y mencionó la serie de datos que ponen en evidencia la fortaleza de la compañía en lo que respecta a teléfonos de última generación que ofrecen e-mail, música, video y otros servicios online.

Con 45% del mercado de teléfonos inteligentes, la participación de Nokia es mayor a la de Apple y Research in Motion combinadas. Además, la participación de Nokia en este segmento es mayor que su participación en el mercado de teléfonos móviles en general, dijo Oistamo.

Sin embargo, pese a que Nokia tiene más escala, la categoría de teléfonos inteligentes ha quedado definida en la mente de los consumidores por dos productos de firmas rivales: el iPhone, de Apple, y la BlackBerry, de RIM. Dado que iPhone se estableció como el dispositivo que hay que tener para los que adoptan las novedades tecnológicas, y la Blackberry se hizo dominante en el mercado corporativo, da la impresión de que Nokia juega a alcanzarlos.

"No se trata de convertirnos en el número uno, porque ya somos número uno. Se trata de convertirnos en el número uno indiscutible", resumió Juha-Pekka Sipponen, director de la N-Series de teléfonos inteligentes de Nokia. Ahora, la empresa finlandesa ha tomado una serie de medidas que apuntan a lograr este objetivo. En primer lugar, estableció una alianza con Microsoft para incorporar el software Windows a su E-series, que es una variedad de dispositivos para usar correo electrónico móvil, focalizada en las empresas.

Después se produjo el anuncio de un nuevo teléfono inteligente, el N-900, y de una mini-laptop, o "netbook", que transciende la cada vez más imprecisa frontera entre los teléfonos y las computadoras móviles.

Finalmente este mes, en su presentación anual de productos en Stuttgart, Alemania, Nokia dio a conocer un par de dispositivos que permiten la descarga de música y una versión menos voluminosa de su teléfono inteligente de bandera, el N-97, además de anunciar una sociedad con la red social Facebook. Sin embargo, los analistas dijeron que ninguno de estos anuncios representan un cambio radical en el juego.

De todos modos Ben Wood, director de investigaciones de CCS Insight, una consultoría especializada en telecomunicaciones móviles, considera que Nokia avanza en la dirección correcta. "No hay soluciones mágicas. Sólo tienen que unir las piezas del rompecabezas. Los próximos 12 meses van a ser cruciales, pero por lo menos ahora tienen cimientos sólidos sobre los cuales construir", opinó Wood.

Tener éxito en el segmento de teléfonos inteligentes es fundamental para Nokia, y también para algunos rivales tradicionales, como Samsung y SonyEricsson, porque esta categoría creció 27% en el segundo trimestre, comparado con una declinación de 6,1% en el mercado de móviles en general, según dijo Gartner, la firma de investigación de mercado en tecnología.

Olli-Pekka Kallasvuo, CEO de Nokia, señaló que el grupo se está adaptando a una nueva era en la que los consumidores eligen cada vez con más frecuencia sus celulares teniendo en cuenta los servicios y el software, en lugar de la calidad del hardware. "El factor de deslumbramiento todavía tiene que estar presente, pero cada vez con más frecuencia eso no es suficiente. Así es cómo está cambiando la industria", explicó Kallasvuo.

Dado que Apple y RIM se han quedado con un nicho más exclusivo, Nokia considera que su tamaño y alcance global la convierten, en el largo plazo, en el socio más atractivo para los proveedores de contenido y servicios que buscan acceso a los usuarios de móviles.

"Este es un juego de escala, y Nokia tiene escala", agregó Kallasvuo, quien promete "democratizar el teléfono inteligente".

Pero Wood sostiene que el volumen no es suficiente. Nokia debe quebrar el dominio que Apple y RIM tienen sobre el lucrativo segmento de usuarios con alto poder adquisitivo, que suelen marcar tendencia.

"Hacen falta productos con ese factor de deslumbramiento al que puede aspirar la gente que entra en un negocio, aunque no puedan permitirse comprar el producto. Nokia corre el riesgo de que los jóvenes consumidores digan: 'Mi papá tiene un Nokia, así que por qué voy a querer yo uno'. Tienen que volver a ser una marca cool", concluyó Wood.