

La constructora española Sacyr Vallehermoso anunció ayer la compra del 9,24% de Repsol YPF, la mayor petrolera de España y de la Argentina, por 2.855,6 millones de euros (3.598 millones de dólares).
Así, se convirtió en el segundo accionista de la petrolera, detrás de La Caixa, que posee un 12,5% del capital y controla el 14,5%, al representar la participación de Caixa Catalunya.
Lejos de pelear por el liderazgo accionarial, el presidente de la constructora, Luis del Rivero, pactó su ingreso en Repsol YPF con Ricard Fornesa, presidente de La Caixa, y Antonio Brufau, presidente ejecutivo de la petrolera y vicepresidente de su participada Gas Natural, tras negociar durante tres semanas.
Sacyr alcanzará en breve el 10% de Repsol YPF y, después, pediría permiso a la Comisión Nacional de la Energía española (CNE) para llegar al 15% del capital. Así, se formaría un núcleo estable español en Repsol YPF para frenar una oferta pública de adquisición (OPA) hostil sobre la empresa. El otro socio significativo es Petróleos Mexicanos (Pemex), que tiene un 4,6%. Sacyr busca entrar en el consejo de Repsol, donde podría tener dos representantes, igual que La Caixa (sin contar a Brufau).
Una vez protegida la compañía contra ofertas hostiles, la constructora y la entidad deberán estudiar la ubicación de Repsol YPF y su participada Gas Natural (en la que posee el 30,8%) en la reestructuración del sector energético español. El posible fracaso de la OPA de Gas Natural sobre Endesa exige buscar una alternativa para el grupo energético de La Caixa, al que le falta una pata eléctrica. Por ahora, Sacyr no contempla operaciones extraordinarias en su participada, ya que justifica su inversión en las buenas perspectivas del plan estratégico hasta 2009 de Repsol YPF.
La constructora pagó 25,32 euros por acción de Repsol, en compras intermediadas desde hace tres semanas por Santander, que también financia la operación. Un 5% de la petrolera ya está en manos de Sacyr, que tiene el compromiso de compra de otro 4,24%.
Tras el anuncio, la acción de Repsol YPF subió ayer un 4,55% en la bolsa de Madrid, hasta 27,35 euros, mientras que Sacyr cerró a 41,22 euros, un 1,65% más. Y Gas Natural avanzó un 2,45%, a 30,92 euros.
Estrategia contra una OPA
Por el momento, Sacyr podría dificultar una OPA hostil sobre la petrolera. La constructora, que espera formar un bloque con La Caixa, cubre el hueco dejado por BBVA y por el Estado español. El banco dejó un año atrás el consejo de Repsol YPF, por ser incompatible con su presencia en Iberdrola, y el gobierno español se quedó sin derecho de veto, luego de que fuera derogada la acción de oro.
El núcleo español de Repsol YPF tiene a su favor el blindaje estatutario de la sociedad: el derecho de voto está limitado al 10%, lo que frena ofertas por la mayoría del capital. Y el ingreso de Sacyr encareció a la petrolera.
Otro factor contra OPAs hostiles es la incertidumbre regulatoria en América latina, donde Repsol concentra el 40% de sus activos. Pero si la petrolera llega a un acuerdo con el gobierno de Bolivia sobre la nacionalización de hidrocarburos y concreta la colocación en Bolsa de 15% a 20% de su filial argentina YPF (prevista para el primer trimestre de 2007), cualquier blindaje sería insuficiente. Petroleras europeas como BP, Shell, ENI y Total tienen fuerza suficiente para quedarse con el 100% de la empresa española.
Otra grieta para la alianza en Repsol YPF sería la supuesta divergencia de criterios entre el presidente de La Caixa y su hombre en la petrolera, Brufau. Hace dos semanas, Fornesa cuestionó la presencia de La Caixa en el sector energético y criticó los altos precios pagados por las constructoras Acciona y ACS para convertirse en principales accionistas de Endesa e Iberdrola, respectivamente.
Ahora, Brufau y Del Rivero deben moverse rápido para frenar a petroleras extranjeras y aplacar los nervios de La Caixa, preocupada por el fracaso de la OPA de Gas Natural (diseñada por Brufau) sobre Endesa.
Fuentes del sector creen que la clave es, precisamente, Gas Natural, controlada en un 66% por La Caixa y Repsol YPF. El objetivo final de la maniobra sería proteger al distribuidor de gas, que tiene 10 millones de clientes casi en monopolio en España y América latina. Brufau y Del Rivero estarían dispuestos a sacrificar el negocio petrolero de Repsol, con su venta a una multinacional, a cambio de quedarse con Gas Natural. Para ello, existen dos vías: fusionar Repsol y Gas Natural para escindir luego las actividades más alejadas del cliente final (sobre todo la exploración de crudo); o unir a Gas Natural con una eléctrica (quedan Iberdrola o EDP, tras el fracaso de Endesa) para diluir la posición de Repsol. Esa era la idea detrás de la OPA de Gas Natural sobre Endesa.










