Si bien es obra nueva, este edificio significa, de alguna manera, una recuperación. Pero además, cierra el círculo iniciado en 1962 cuando Francisco Bullrich, Alicia Cazzaniga y Clorindo Testa ganaron el concurso para el proyecto de la Biblioteca Nacional, recién inaugurada en 1992. "Esta vez llamaron directamente de la Biblioteca para que hagamos el museo", comienza esta historia Clorindo Testa. "La Biblioteca tiene libros muy antiguos, del 1600. Entonces hay dos cosas relacionadas: estos libros antiguos y las lunetas de las Galerías Pacífico, que están guardadas en un depósito en la avenida Las Heras y que van a estar en el museo. Este proyecto se hizo para los libros y para las cuatro lunetas", agrega.
Es aquí donde la obra nueva no solo asiste y sirve a la recuperación, sino que se convierte ella misma en la recuperación. Porque en la inédita constru-cción se alojarán estos cuatro frescos de Castagnino, Spilimbergo, Urruchúa y Colmeiro, hoy propiedad de la Biblioteca Nacional.
La intención de la Secretaría de Cultura de Presidencia de la Nación, según lo explica en la web de la Biblioteca, es devolverle a estas obras su exposición pública en condiciones dignas: "Galerías Pacífico las descartó cuando se convirtió en un shopping center.
En ese momento, se inició la lamentable peregrinación de esos frescos fundamentales (pintados en 1947 dentro del movimiento de muralistas más importante de la historia del arte argentino), en una errancia artística de casi dos décadas, que ahora por fin concluye".
Páginas vivas
El proyecto consta de cuatro niveles: el subsuelo donde estarán el auditorio y los servicios, la planta baja con el ingreso y una sala abierta sin muros, el primer nivel que será un entrepiso con cuatro oficinas que balconea al nivel inferior y el segundo nivel con salas de archivos y azoteas. Del lado posterior del edificio un sistema de rampas se extiende hasta el patio trasero de la planta baja. "El patio de atrás permite ventilar todo el proyecto y tiene una rampa que comunica con la Biblioteca, el bar y la plaza", cuenta el arquitecto Horacio Ludigliani, de la empresa constructora LBESA. "La obra, de 1.800 m2, se terminará entre junio y julio de 2011 y requiere una inversión total de $ 10 millones que financia el Gobierno Nacional", agrega.
"El Museo se conecta con la plaza que está detrás, formando parte de la Biblioteca, que ya estaba prevista en aquel concurso que decía que el edificio no se iba a ampliar pero sí los depósitos. Por eso enterramos los depósitos para poder ampliar esta plaza pública que se proyectaba armar después. Pero las cosas cambian y finalmente se hizo una plaza pública con un estacionamiento debajo sin relación con la Biblioteca. Eso está, además, interrumpido por la Embajada del Paraguay", se lamenta Clorindo.
En cuanto a la relación entre ambos edificios, además de la vinculación entre los cuerpos, existe una conexión desde la materialidad. "El proyecto es todo de hormigón armado, como la Biblioteca, incluso las paredes interiores. Y al igual que ella también tiene rampas. Pero volumétricamente es bastante diferente. Los remates en el techo no tienen mucho que ver con el proyecto anterior. Es un diseño de cinco fachadas. El techo se diseña porque se verá desde la Biblioteca. Además, a diferencia de la biblioteca, tiene ventanas oblicuas", explica Ludigliani.
Final del juego
En 2007 se modificó el proyecto debido a la incorporación de los murales. "Entonces se hizo un templete de 400 metros y se acondicionó la obra para que se coloquen bajo techo. Dicen que cada uno vale cinco millones de dólares", calcula Ludigliani. Las lunetas (frescos o murales, según quién los nombre) se colocarán en los salones de exposición de la planta baja. "Dos a la izquierda y dos a la derecha, medio superpuestas en partes porque son muy grandes", dice Testa. "Si bien hay sala de lectura y depósito, esta obra más bien es un museo", asegura Clorindo.
Según cuenta Ludigliani, el jefe de obra controla toda la información entregada por Testa y cada 15 ó 20 días se hacen ajustes o correcciones. "Se entregó el proyecto completo y, a medida que encontramos algo (como, por ejemplo, alguna diferencia de medida en el lote o el tema de las napas de supresión), hacemos los cambios. Pero como entendemos este proyecto como una escultura más que como una obra de arquitectura, no podemos hacer modificaciones tan fácilmente. Siempre consultamos con Testa. No podemos decidir si sacamos 20 cm porque él por algo lo hizo de esa forma", comenta.
De acuerdo al llamado original de la licitación de 1962, la Biblioteca Nacional estará completa cuando se terminen estas obras que, de algún modo, concluyen la historia de su postergada construcción. A pesar de los 48 años transcurridos, Bullrich y Testa llegarán al final de este libro (¿un libro de arquitectura?, ¿un libro de arte? ) que los tiene como lectores y protagonistas, escribiendo y cerrando ellos mismos el último capítulo. Lorena Obiol