

Mientras las ciudades francesas reflexionan sobre los recientes disturbios, Val d’Europe resplandece. La nueva ciudad –que se alza entre Meaux, un centro de fabricación de quesos brie, y la capital francesa– tiene menos de una década y atrajo mucho menos atención que el parque Disney de París, en torno al cual se construyó.
Sin embargo, los tumultos en otros suburbios franceses más pobres y sombríos ha puesto de relieve la naturaleza experimental de este desarrollo urbano. La audacia del proyecto no está en su arquitectura, por lo menos no en lo que respecta a los edificios residenciales, que son un conjunto de casas de aspecto tradicional y departamentos diseñados para dar seguridad y no para plantear desafíos.
Val d’Europe es notable porque es un raro ejemplo de desarrollo urbano europeo realizado a través de una sociedad entre los sectores público y privado.
Como parte del acuerdo de 1987 que permitió la creación de Euro Disney, se otorgó a la firma encargada del desarrollo del centro turístico el derecho a desarrollar también 2.000 hectáreas de tierra. Euro Disney comenzó a vender o alquilar la tierra en los 90, supervisando la construcción.
Val d’Europe, nació de la expansión de cinco pueblos que rodean a Disney, pero ahora, con más de media ciudad completa, ya viven allí 20.000 personas y se calcula que otras 20.000 se sumarán para el año 2020. Aparte del interés comercial, la ciudad tiene dos metas: crear una economía local fuerte, para evitar el desempleo que desestabilizó los proyectos urbanos construidos tras la Segunda Guerra y lograr un paisaje urbano que envejezca mejor que las torres y monoblocks de otros desarrollos urbanos cercanos.










