

El ministro de Economía, Martín Lousteau, encomendó en los últimos días a sus colaboradores más cercanos que realicen un relevamiento de la estructura tributaria del país. Y aunque en el entorno de titular del Palacio de Hacienda descartan una profunda reforma tributaria, admiten que durante su gestión podrían realizarse algunos “retoques en busca de una estructura menos regresiva.
En particular, en la cabeza de Lousteau giran dos reformas para el mediano y largo plazo: gravar la renta financiera y, en la medida de lo posible, disminuir la alícuota del IVA en dos o tres puntos porcentuales. “Son dos pasos que se podrían dar en algún momento para mejorar la distribución del ingreso , dicen cerca del ex titular del Banco Provincia.
“En una sociedad más igualitaria hay que tender a gravar más la renta y menos el consumo. Lo que sí puede haber es la eliminación de algunas exenciones de Ganancias , dijo el fin de semana el ministro al diario Clarín. Aclaró que “no va a haber ni megaanuncios, ni megacanjes, ni megaplanes .
Lo cierto es que flamante titular de la cartera económica es uno de los pocos analistas que aun cuando no formaba parte del actual elenco de Gobierno aseguraba que no era necesaria una gran reforma tributaria, sino homogeneizar su estructura y apuntalar la lucha contra la evasión. Más aun, en un reportaje que concedió la semana pasada adelantó que el impuesto al cheque continuará vigente.
“En la lucha contra la evasión es más importante la mejora de la administración tributaria que la aplicación de grandes modificaciones en los tributos existentes , indicaba Lousteau en 2003 en su libro “Hacia un Federalismo Solidario . Allí también afirma que “la Argentina no necesita una reforma tributaria sino una lucha profesional y sostenida contra la evasión .
El argumento para gravar la renta financiera también cuenta con el apoyo de gremios y sindicatos, quienes sostienen que resulta injusto que los trabajadores paguen el Impuesto a las Ganancias y no lo haga la renta derivada de la compra y venta de activos financieros, como ocurre en otros países de la región.
Sin embargo, la necesidad de atraer capitales y de desarrollar el mercado financiero, que opera con un volumen bajo, conspiró hasta el momento con la imposición de un tributo sobre la renta. En muchas ocasiones, los títulos y acciones que se operan en el mercado responden a emisiones de empresas que necesitan esos recursos para desarrollar actividades productivas. En el caso de que la renta financiera quede gravada, podría haber menos liquidez disponible en forma de crédito empresario.
De la otra vereda, los defensores de la medida sostienen que, en un escenario de volatilidad económica internacional, gravar la renta financiera podría contribuir a mantener el superávit fiscal, clave para garantizar la confianza externa en el país.
Con respecto al IVA, la Dirección General de Estudios de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) realizó un análisis que demuestra que la reducción de la alícuota del gravamen no se traducirá en una baja significativa de los precios, ya que los empresarios aprovecharían la ocasión para recuperar rentabilidad. No obstante, para los más entusiastas en reducir la presión tributaria, aunque no ocasione una disminución de los precios al menos contribuiría a amortiguar las presiones inflacionarias.










