Más allá de la coyuntura, la química alemana BASF dice que la producción argentina de granos se duplicará en 10 a 15 años, algo que requiere un fuerte incremento en la productividad, y no quiere perderse ese negocio. En esta línea, acaba de lanzar en el país, antes que en ningún otro, un herbicida cuyo principio activo es una nueva molécula que desarrolló, y que prevé lanzar este año en Estados Unidos, y el próximo en Brasil y Paraguay, entre otros mercados.
El producto, que actúa por inhibición de la síntesis de la clorofila, lleva la marca Heat (produce un quemado rápido), y apunta a aniquilar malezas que se han vuelto resistentes al herbicida más utilizado, y recientemente también más conocido y demonizado, el glifosato, desarrollado por la estadounidense Monsanto, y hoy convertido en genérico. Si complementa la función graminicida de este, Basf sostiene que su producto, que ataca sobre todo malezas de hoja ancha, permite usar menos glifosato, y ello le generará un ahorro al productor.
En 1973, el glifosato revolucionó el mercado del control de malezas, por ser muy eficaz, económico y de baja toxicidad. Nos preguntamos si tenía sentido seguir invirtiendo en esto, decidimos que sí, y así fue: como en un ejemplo de Darwin aplicado a la agricultura, hoy hay más de 30 malezas que el glifosato no controla , dijo Diego López Casanello, presidente de BASF Argentina, en la presentación del producto.
El nuevo herbicida se utiliza en la presiembra de soja, es decir, desde ahora hasta septiembre. Además se puede usar en la presiembra de maíz, maní y sorgo, en total, unos 20 millones de hectáreas anuales. El mercado de barbechos químicos ronda los u$s 400 millones anuales y de ellos, el glifosato se lleva la mitad. Algo de la otra mitad es lo que aspira a conquistar BASF, imponiéndose a otros herbicidas, como el 2-4D y el sulfurón.
Sobre la controversia sobre el glifosato, López Casanello fue contundente: “No hay base científica para pensar que el glifosato es tóxico para otros productos o para el ser humano , señaló.