Después de muchos años de mercado, uno aprende a identificar la calidad del comprador o del vendedor antes de tomar una decisión de inversión. En la mayoría de los casos cuando es la empresa la que vende sus propias acciones, le aconsejo nunca comprar cuando los dueños venden (ellos saben más de la empresa que usted). Pero cuando una empresa o sus dueños recompran sus propias acciones, no lo dude es el momento de sumarse a ellos.
La calidad del inversor en un país es determinante para saber el plazo de duración de una inversión. Si una empresa se financia con un proveedor extranjero es una manera de intuir su solvencia; si solo se financia con un banco provincial, intuimos sus contactos, si se financia solo en una cooperativa intuimos unos balances menos sólidos; ahora si se financia solo en cuevas todos intuimos su final. A esto me refiero con la calidad del inversor: que el comprador de bonos de un país sean los organismos multilaterales no es lo mismo a que lo hagan los hedge funds.
Son épocas volátiles en nuestra Argentina. Volatilidad es incertidumbre, la incertidumbre genera más spreads, los spreads generan miedo, el miedo genera menos racionalidad, la menor racionalidad nos hace cortoplacistas. El cortoplacismo y los spreads estimulan el ambiente de los especuladores.
Una amigo (Jorge Suarez Vélez) definía como invertir es como tener una novia: te interesa saber todo de ella, en cada cita valoras si la tendencia de la relación va a mejor, el beneficio final es una incógnita pero mientras la cosa vaya bien, no hay ganas de romper (vender). Lógico que los gobiernos quieran que los inversores inviertan en la economía real. Sin embargo hacer trading es como tener una cita con una desconocida buscando sexo: no queremos saber nada de su pasado y que espera del futuro, el exceso de información no es bueno, básicamente se necesita saber si durante el encuentro se va a obtener el beneficio buscado y para ello sobra con saber si la hora, el sitio y la conversación son adecuados y si se puede obtener éste en el menor tiempo posible, mejor. Una vez que se ha conseguido lo que se buscaba, no tiene sentido continuar y si se comprende que no se va a conseguir, lo mejor es retirarse y buscar otra cita distinta.