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El Banco Central sumó este lunes casi u$s 2000 millones a sus reservas. Tras el visto bueno del Directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), llegó el nuevo desembolso en el marco del programa de facilidades extendidas firmado con la Argentina. Así, las reservas brutas treparon a u$s 43.023 millones.
El viernes las tenencias del Central habían cerrado en u$s 41.030 millones, por lo que este lunes treparon u$s 1993 millones. Con esta inyección de divisas, las reservas brutas superaron los u$s 43.000 millones por primera vez en dos años y medio y marcaron su punto máximo en la era de Javier Milei.
Según información oficial del BCRA, llegaron a su punto más alto desde el 13 de enero de 2023, cuando registraron u$s 43.115 millones. Sin embargo, esta mejora será transitoria: en los próximos días, el Tesoro deberá devolver al fondo cerca de u$s 824 millones en concepto de intereses y cargos financieros, lo que representa cerca del 41% del desembolso recibido.
El nuevo foco del mercado
El visto bueno del FMI a la primera revisión del programa argentino reorientó el foco del mercado hacia la capacidad del BCRA para acumular reservas.
Si bien el equilibrio fiscal fue aplaudido otra vez, ahora la atención se centra en la sostenibilidad de esa disciplina y, sobre todo, en la generación genuina de dólares, un punto en el que coinciden tanto el organismo multilateral como las principales entidades financieras de Wall Street.
En otras palabras, la foto no alcanza y los analistas advierten que detrás de esa mejora no hay un cambio estructural, sino una combinación de una ingeniería financiera basada en financiamiento externo.
Morgan Stanley fue claro: una acumulación más sólida de divisas podría reducir el riesgo país y destrabar un círculo virtuoso de refinanciamiento de vencimientos, aunque todavía no se vislumbra cómo se alcanzará ese objetivo.
La estrategia y el ruido financiero
En este escenario, el Gobierno parece reconfigurar sin comunicar de manera clara su estrategia monetaria. Tras las últimas conversaciones con el Fondo, se consolidó una política de tipo de cambio más alto y tasas reales positivas.
Sin embargo, el mensaje del BCRA se vislumbra ambiguo: la intervención en futuros, la suba de tasas y los cambios en los encajes bancarios fueron implementados sin un marco claro para el mercado, lo que alimenta la percepción de decisiones reactivas más que estratégicas.
"La suba de encajes bancarios, dispuesta en tres tandas de comunicaciones del BCRA (lo que indica correcciones sobre la marcha), pretende (como lo ha hecho siempre) repartir el costo de la suba de tasas al sector privado, dado que obliga a los bancos a retener liquidez sin remuneración", escribieron desde Labour Capital & Growth (LCG).
ParaLeonardo Anzalone, director del CEPEC, la coordinación de medidas como la baja de retenciones, la suba de encajes, el entendimiento con el FMI y el manejo de expectativas forman parte de una hoja de ruta cuyo éxito dependerá de su ejecución coherente. "La clave está en anclar expectativas. Sin eso, no hay política que aguante", advirtió.
No obstante, Anzalone deslizó: "El principal desafío del equipo económico hoy es que las políticas que aplique logren generar confianza y estabilidad. Para eso, es fundamental mejorar mucho la comunicación. No es solo una opinión, el FMI también insistió en la necesidad de que el mensaje sea claro y consistente".
Gustavo Gardey, cofundador de Bull Road Investments, consideró que ya no hay margen para premios: el superávit fiscal fue reconocido, pero mantenerlo es lo que se pondrá a prueba. "Con las reservas ocurre lo mismo. Si no logran una acumulación genuina, el mercado los va a castigar", afirmó.
Según Gardey, el BCRA se mantiene con reservas netas negativas y sin acceso pleno a los mercados internacionales, lo que expone la fragilidad del programa económico, sostenido hasta ahora por el respaldo del FMI y algún que otro dólar que generó de manera genuina tras la eliminación de las letras intransferibles.
JP Morgan también puso el foco en los desafíos estructurales que persisten: calcula que las reservas netas cerraron julio en -u$s 6900 millones. Aun así, proyecta una mejora hacia fin de año, con un incremento de u$s 5000 millones en las reservas brutas líquidas gracias a una mejor cuenta corriente y mayores flujos financieros. Además, prevé que las compras de activos externos del sector privado podrían superar los u$s 15.000 millones en niveles similares a los de otros años electorales.
Así, si el equilibrio fiscal fue el primer hito del programa, ahora el verdadero test estará en la capacidad del BCRA para robustecer su balance en divisas sin depender exclusivamente del endeudamiento. La hoja de ruta está trazada; el desafío es que el camino no se borre en el intento.