Las personas encargadas de alimentar al mundo están cambiando. La semana pasada Cargill designó al noveno director ejecutivo en sus 148 años de historia, una movida que tuvo lugar luego de la designación de nuevos CEO en las empresas rivales Bunge y Louis Dreyfus Commodities en junio.

Los cambios de liderazgo llegan cuando las compañías ABCD que dominan el comercio agrícola mundial Bunge, Cargill, Dreyfus y Archer Daniels Midland enfrentan una nueva serie de desafíos.

El cuarteto es vital para el comercio internacional de alimentos: usa redes de silos, puertos, buques y relaciones con agricultores difíciles de igualar para comprar en exceso y vender a clientes que van desde grupos de alimentos como Nestlé hasta la junta egipcia del trigo.

Los ingresos de ABCD en conjunto fueron el año pasado de u$s 348.700 millones, según sus recientemente publicados balances anuales. Dicha suma incluye otros negocios además de comercialización de granos.

Los precios del maíz y la soja alcanzaron cifras récord el año pasado cuando la sequía azotó los cultivos de EE.UU. y Brasil. En 2010, el precio del trigo subió luego de que Moscú impusiese una prohibición a la exportación de cereales al entrar en pánico por una ola de calor en las regiones de cultivo rusas.

La volatilidad favoreció los sectores de comercialización de las empresas. Cargill informó ganancias récord el año que se implementó la prohibición de la exportación. Pero como grupo, ABCD reflejó resultados erráticos, con ganancias en picada en ADM, Bunge y Cargill en 2012.

Ahora un escenario distinto espera a David MacLennan de Cargill y los nuevos directores ejecutivos. Este año se espera que una producción mundial récord de maíz, trigo y soja. Dicha proyección reducirá las fluctuaciones de precios que benefician a los comerciantes, pero puede hacer que las compañías cosechen un beneficio neto.

Al final del día, volúmenes más bajos de granos no son tan buenos para el desempeño general de estas compañías como más volúmenes de granos, sostiene Chris Johnson, analista de crédito de Standard & Poors.

Las compañías ABCD invirtieron miles de millones en instalaciones de procesamiento en los últimos años. Cuando los granos escasearon, estos activos se volvieron cargas costosas e infrautilizadas. Ahora la posibilidad de stocks de granos superiores las pondrá a prueba.

En distinta medida, las cuatro intentaron ser algo más que empresas comercializadoras, afirma Bob Kohlmeyer, ex funcionario de Cargill.

MacLennan, que se convertirá en CEO de Cargill el 1´ de diciembre, tras su ascenso como presidente y director de operaciones, afirma que la mayoría de las inversiones actuales de la compañía se llevan a cabo fuera de EE.UU. Las mismas incluyen negocios de procesamiento tales como una planta de u$s 40 millones para convertir pollos en McNuggets para McDonalds de Rusia. Nuestro lema es diversidad, equilibrio y resiliencia, sostiene MacLennan.

Poco después de convertirse en director ejecutivo de Bunge a principios de junio, Soren Schroder afirmó que los retornos deben mejorar y anunció un recorte de u$s 200 millones en gastos de capital, a u$s 1.000 millones.

Este año Bunge suspendió la actividad de una planta procesadora de soja de Kansas dado que las acciones de la oleaginosa de EE.UU. cayeron demasiado para seguir funcionando. Pero Schröder ve la posibilidad de lograr grandes excedentes y precios más bajos que, según él, será algo bueno para el consumo mundial y los clientes.

Entretanto, ADM es propietari

a de un imperio de molinos y refinerías de biocombustible y posee un activo fijo de u$s 23.400 millones brutos en su balance. También es la más concentrada de las cuatro en EE.UU., donde la sequía diezmó la cosecha de maíz de 2012. Los activos agotaron las ganancias y las plantas de etanol perdieron dinero hasta hace poco.

Dreyfus está en medio de una transformación, aprovechando los mercados de capital público por primera vez en su historia de más de 160 años, para financiar adquisiciones e inversiones. Los ejecutivos consideran a Louis Dreyfus una compañía de activos medios (sus activos fijos ascienden a u$s 3.400 millones). Está mucho más enfocada en la comercialización, afirma Philippe de Lapérouse, director general de la consultora HighQuest Partners. Sin embargo, la compañía planea invertir u$s 5.000 millones en cinco años para dominar toda la cadena de distribución, desde el agricultor hasta la refinería y el vínculo con los consumidores finales, según consta en la memoria anual.

A pesar de todos los cambios, las empresas no están abandonando la comercialización. El comercio mundial de cereales y oleaginosas aumentó 48%, a 453 millones de toneladas, en la última década y crecerá aún más en los próximos 10 años, según el Departamento de Agricultura de EE.UU.

La comercialización sigue siendo una competencia muy importante en estas empresas, pero se ha convertido en una actividad adicionada a las operaciones de procesamiento, añade Gary Taylor, ex presidente de Cargill Cotton y actual director de un grupo de inversión.