Los ministros de Economía latinoamericanos quizás sientan cierto alivio porque los precios de los commodities se están manteniendo bastante por encima del nivel de fines de los noventa, período en el que gran parte de la región se tambaleaba al borde de la crisis.
Aún así, la caída de este año confirmó lo que la mayoría de los inversores en acciones saben desde hace algún tiempo: bonanza que duró una década llegó a su fin y como clase de activos las materias primas perdieron su atractivo.
Desde mediados de año, los precios de la soja (producida por Brasil y Argentina), el cobre (la principal exportación de Chile y Perú), y el mineral de hierro (la especialidad de Brasil) retrocedieron todos, y arrastraron los precios de las acciones vinculadas a esos commodities.
La brasileña Vale, la minera de mineral de hierro más grande del mundo, perdió 40% de su valor el año pasado. Southern Peru Copper Corporation de Perú subió algo este año pero sólo después de haber retrocedido casi 40% en 2013. Las compañías de papel y pulpa celulósica, como la brasileña Fibria y la chilena CMPC son excepciones parciales, superaron el desempeño de los índices locales en los últimos 12 meses, pero la depreciación cambiaria contra el dólar estadounidense se llevó gran parte de la ganancia.
La última caída del precio del petróleo la mayor exportación para Colombia, Ecuador y Venezuela, y significativa fuente de ingresos fiscales para México golpeó los precios de los activos en forma más general. Dos de las petroleras mejor manejadas del continente, las colombianas Ecopetrol y Pacific Rubiales, perdieron 44,7% y 30% de su valor respectivamente el año pasado. Venezuela, que genera el 96% de sus ingresos por exportaciones de petróleo, sufrió bajas en sus bonos soberanos.
Es comprensible que los administradores de carteras actúen con cautela. Una encuesta trimestral a los fondos de acciones elaborada por LatAm Confidential, un servicio de investigaciones de FT, indica que la cantidad de fondos con posiciones sobreinvertidas cayó fuertemente en los últimos 12 meses. De los 24 administradores de carteras consultados por LatAm en septiembre de 2013, cuatro estaban sobreinvertidos. Un año después sólo uno, de una muestra levemente menor de 20, mantenía esa posición alcista. Al mismo tiempo, el número de gestores que se vuelca a las posiciones promedio del mercado se elevó de cuatro a ocho, si bien esto se debe en gran medida a que muchos habían comprado acciones de Petrobras la petrolera estatal brasileña que tuvo un desempeño inferior al promedio con la esperanza de que la oposición ganara allí las elecciones presidenciales.
Durante el mandato de la presidenta Dilma Rousseff, la compañía se vio obligada a subsidiar los precios internos de la nafta, importando nafta y diesel caros y, al haber precios máximos, vendiendo en los surtidores a valores por debajo de sus costos.
Los precios bajos del petróleo ayudarán a disminuir ese déficit pero, si se mantienen en esos niveles, podrían ser un obstáculo para los planes de la compañía de explotar sus reservas offshore pre-salt, que requieren de una ambiciosa inversión quinquenal de u$s 221.000 millones sobre la base de un dólar a u$s 105 el barril.
Si se sostienen las bajas cotizaciones del crudo, podría verse afectada la capacidad de las compañías mexicanas de recaudar capital para aprovechar las oportunidades que surjan de la liberalización del sector energético del país acordado el año pasado.
Quizas la gran caída se produzca en el mercado de renta fija. Con el ablandamiento monetario en marcha y las tasas de interés globales en niveles bajos, los administradores de renta fija buscan rendimiento. Los bonos en dólares que emitieron Venezuela y Pdvsa, la petrolera estatal, rinden más de 20% anual. Hasta los últimos meses, significaba una inversión atractiva y relativamente segura para una minoría significativa de los inversores.
Venezuela tiene mucho para vender. Sus reservas ascienden a u$s 20.000 millones (si bien de eso sólo u$s 4.000 millones es líquido) y el país cuenta con una serie de refinerías valiosas en América del Norte y en Europa. China, a donde exporta cantidades significativas de petróleo a cambio de crédito, quizás esté listo para hacerle más favores, después de que flexibilizó el requisito mínimo de exportación. Aún así, si el mercado sigue debilitado podrían venirse tiempos de tensión.
