Las fábricas en China han comenzado a reducir la producción y a despedir temporalmente a algunos trabajadores. La decisión es consecuencia de la guerra comercial desatada por el presidente estadounidense Donald Trump, que ha reducido los pedidos de productos que van desde jeans hasta electrodomésticos. Dado que la mayoría de los productos chinos se enfrentan ahora a aranceles de al menos el 145%, algunos propietarios de fábricas afirman que los clientes estadounidenses han cancelado o suspendido pedidos, lo que les ha obligado a recortar la producción. Alrededor del 15% de todas las exportaciones chinas del año pasado tenían como destino Estados Unidos. En entrevistas con Financial Times y a través de publicaciones en redes sociales, los trabajadores compartieron imágenes de líneas de producción paralizadas, lo que pone de manifiesto cómo los aranceles están empezando a afectar al sector manufacturero del gigante asiático. Los trabajadores afirmaron que la guerra comercial había provocado la suspensión de la producción durante una semana o más en plantas que fabrican productos que van desde suelas de zapatos hasta enchufes eléctricos y estufas portátiles. Algunos propietarios de fábricas reconocieron que estaban reduciendo las horas extras o el trabajo de fin de semana. Wang Xin, directora de la Asociación de Comercio Electrónico Transfronterizo de Shenzhen, afirmó que muchos de ellos estaban "ansiosos" y habían pedido a las fábricas y proveedores que detuvieran o retrasaran las entregas. Tres empresas que reclutan trabajadores para fábricas en Guangdong indicaron que ha aumentado el número de fábricas que están reduciendo las horas extras y el trabajo en fin de semana. Al parecer sólo las que más dependen de los pedidos estadounidenses han despedido temporalmente a gran parte del personal. "No tenemos pedidos de exportación, así que hemos parado temporalmente", declaró una trabajadora de 28 años de una fábrica de plásticos en la provincia de Fujian, que pidió mantenerse en el anonimato. Ejecutivos de DeHong Electrical Products en Dongguan, provincia de Guangdong, dieron a los trabajadores un mes de licencia con salario mínimo y afirmaron que la fábrica se encontraba bajo una "presión significativa a corto plazo" después de que los clientes suspendieran los pedidos. "La dirección intenta encontrar soluciones, como la expansión a nuevos mercados y la optimización de estructuras de costos, para que podamos reanudar nuestras operaciones normales lo antes posible", declaró DeHong en un comunicado al que tuvo acceso FT. Hangzhou Stellarmed, una empresa en la provincia de Zhejiang que fabrica kits de endoscopia para el mercado estadounidense, le pidió a los trabajadores con contratos a tiempo completo que utilizaran el resto del mes para buscar otro trabajo. "No sabemos cuánto durará esto. Solo podemos esperar y ver qué pasa. De momento, no hay nada que podamos hacer", lamentó Shi, la dueña de la fábrica, que prefirió mantenerse en el anonimato. El fabricante de moldes de plásticoDongguan Yuanguan Technology afirmó que por culpa de los aranceles se habían cancelado todas las horas extras de fin de semana en su fábrica. Yuanguan no quiso hacer más comentarios. Un hombre de 26 años de Zhejiang afirmó que la fábrica de juguetes en la que trabajaba vendía sobre todo a EE.UU. y que la actual situación ha llevado a los directivos a dar a los trabajadores unas dos semanas de licencia. La cadena de suministro de productos electrónicos de China también emplea a decenas de miles de personas y de momento Washington ha exceptuado a los celulares, junto con otros productos electrónicos, de los aranceles más altos. Las grandes empresas tecnológicas y las ciudades exportadoras, como Shenzhen y Dongguan, están implementando programas de apoyo destinados a "estabilizar el comercio exterior". La semana pasada, Shenzhen anunció ayudas para que las empresas participen en ferias comerciales extranjeras y anunció que ampliará el seguro de exportación para cubrir los pedidos cancelados en EE.UU. Un gerente de Ningbo Taiyun Electric contó que suspendieron la producción el 12 de abril, pero que desde entonces la habían reanudado para productos concretos como planchas para el pelo. "Aún tenemos algunos pedidos de Europa; estamos intentando conseguir más. Ojalá EE.UU. cambie sus políticas", declaró el gerente. China, que registró un superávit comercial récord de casi u$s1 billón el año pasado, ha respondido a los aranceles de Washington imponiendo un impuesto adicional del 125% a las importaciones procedentes de EE.UU. Aunque Trump ha manifestado su deseo de hablar con el presidente chino, Xi Jinping, para resolver los problemas comerciales, Beijing no parece tener prisa por solicitar una llamada entre ambos líderes.