La felicidad, según algunos psicólogos, es producto de una realidad que supera las propias expectativas. Si es así, 2023 ha sido un año bastante alegre, al menos para los economistas. El Índice Global de Sorpresas Económicas de Citi muestra que las previsiones del año pasado han sido sistemáticamente superadas por los datos reales. Las tendencias económicas que han sustentado esta realidad también ofrecen muchas razones para ser optimistas de cara a 2024. En primer lugar, la economía internacional ha mostrado una notable resiliencia. Desde 2020 ha soportado una pandemia, la guerra en Europa y el caos en la cadena de suministro, que en conjunto desencadenaron la inflación más alta y el ciclo de subas de tasas de interés más agresivo en décadas. Sin embargo, las economías se han adaptado mejor de lo esperado, y eso continuó en 2023. En el tercer trimestre, el PBI mundial superó en más de un 9% los niveles anteriores a la pandemia, según el agregado mundial de Fitch Ratings. Las empresas reconfiguraron su logística, Europa se alejó aún más del gas ruso y el alza de tasas no provocó un repunte del desempleo. Esta durabilidad proporciona una base sólida para este año. En segundo lugar, el flagelo de la inflación está desapareciendo rápidamente. El crecimiento mundial de los precios terminó el año pasado en el 8,9%, y se prevé que descienda al 5,1% a finales de 2024. La inflación de los precios de los alimentos -desde el trigo hasta los aceites de cocina- se ha desplomado, y los aumentos de precios de la energía está remitiendo. También ha disminuido la concatenación de disrupciones de la cadena de suministro de la época de la pandemia. La inflación de los servicios se mantiene estable, pero ello se debe a la solidez del mercado laboral y al rápido crecimiento de los salarios. En tercer lugar, los temores a un ciclo de política monetaria del tipo 'montaña rusa', en el que las tasas de interés se mantendrían en su nivel máximo durante más tiempo, ya están disminuyendo. En 2024 los principales bancos centrales podrían recortar las tasas antes de lo previsto. Esto supondría un alivio para muchos hogares y empresas. Y aunque tres bancos regionales estadounidenses y Credit Suisse quebraron en marzo, las consecuencias de la suba de tasas se han contenido. De hecho, este ciclo de tasas ha sacado a la luz los puntos débiles, desde las empresas zombis hasta los bancos mal capitalizados. Los mercados financieros se han disparado. Los principales índices de Wall Street se acercaron o superaron máximos históricos el último mes del año. Incluso los bonos han terminado el año con fuerza. Y han aumentado las posibilidades de que la economía estadounidense tenga un soft landing en 2024, en el que la Fed logre controlar la inflación sin provocar una recesión. No se esperan buenos resultados para todas las economías. La actividad económica ha caído en Gran Bretaña y Alemania. La recuperación de China tras la pandemia también ha decepcionado. Pero otras son prometedoras. India, México y Vietnam se están beneficiando de los cambios en los patrones comerciales, y los inversores están dispuestos a aumentar su exposición a ellos el próximo año. La gestión económica prudente también ha regresado en algunos lugares. La deuda pública griega ha recuperado el grado de inversión tras una década de interrupción. En Turquía y Argentina también se controlaron algunos planteamientos poco ortodoxos. Los bancos centrales de muchos países emergentes también se esforzaron por mantener la inflación bajo control. Por último, no ha sido el año sobrio que algunos esperaban para la tecnología. ChatGPT se convirtió en la app de mayor crecimiento de todos los tiempos, y el revuelo en torno a la inteligencia artificial (IA) generativa ayudó a impulsar el mercado bursátil. La adopción de la IA generativa por parte de las empresas en 2024 podría contribuir al crecimiento de la productividad, que este año ha mostrado signos de despegue en EE.UU. Otras innovaciones de este año también son prometedoras. La aprobación reglamentaria de medicamentos para adelgazar -como Wegovy, de Novo Nordisk- podría contribuir a reducir las cargas en el ámbito de la Salud. Y los avances de Toyota en baterías de estado sólido pueden cambiar las reglas del juego del sector de los vehículos eléctricos. Un poco de perspectiva no es excusa para la complacencia. La economía mundial se enfrenta a varias batallas en 2024, desde varias elecciones cruciales hasta la creciente deuda soberana. Pero, tras la resiliencia mostrada en 2023, hay muchas posibilidades de que la realidad de este año también sea mejor de lo esperado.