La tradicional cartera 60/40 -la combinación de acciones y bonos que durante décadas fue pilar de las estrategias de inversión- podría volverse obsoleta: algunos inversores predicen años de bajo rendimiento para los dos componentes que la integran.
Con las acciones y los títulos de deuda pública a valuaciones históricamente altas, los ahorristas se ven obligados a buscar alternativas, lo que puede suponer una bendición para otras clases de activos, pero también coloca a los inversores de largo plazo en terreno desconocido.
Se viene un "invierno nuclear" para la cartera 60/40 en la década de 2020, dijo Vincent Deluard, estratega macro global de StoneX Group, que predice que los retornos ajustados por inflación podrían ser sólo una fracción del 8,1% que se obtenía en la última década.
"Es difícil ver de dónde viene el rendimiento del capital. Los bajos rendimientos de los bonos no ayudarán a compensar un mal desempeño del mercado de acciones. Son sólo matemáticas", agregó.
En todo el mundo, los que ahorran para su jubilación normalmente eligen alguna versión de la cartera equilibrada 60/40, con mayoría de acciones, cuyo desempeño refleja el crecimiento económico, y minoría significativa de bonos, que actúan como estabilizador porque generan una renta fija, tienen poca volatilidad y tienden a subir de valor en momentos de tensión en los mercados. Los ahorristas de mayor edad suelen inclinar la balanza a favor de los bonos.
Frente a los acontecimientos de este año, muchos de los grandes nombres del mundo de la inversión hicieron varias advertencias. Tony James, vicepresidente de Blackstone, predijo la semana pasada una "década perdida" para las acciones mientras las empresas se esfuerzan por recuperarse del coronavirus.
La combinación 60/40 de acciones y bonos generó una tasa de crecimiento anual compuesta de 10,2% en EE.UU. desde 1980. Este año está por encima de 7%: el S&P 500 tuvo un rendimiento de 4,2%, incluyendo la reinversión de dividendos; el índice Bloomberg Barclays de bonos del Tesoro de EE.UU. rindió 11,3%, porque las tasas de interés oficiales están en cero. Los precios de los bonos suben cuando los rendimientos caen.
A pesar del retroceso de las últimas semanas, los inversores advierten que las valuaciones de las acciones están en niveles históricamente altos, mientras que los bonos del gobierno conllevan un riesgo histórico. La relación precio/ganancia (P/E) del S&P 500 es de 21,7 veces, según FactSet, frente al promedio de 15,4 veces de los últimos 20 años, y las valuaciones de las tecnológicas se encuentran entre las que parecen especialmente infladas.
Y con los rendimientos tan bajos, incluso pequeños cambios podrían provocar grandes oscilaciones de precios en los bonos del Tesoro.
Los analistas de Bernstein señalan que las valuaciones implican que el S&P 500 ofrecerá retornos cercanos al 5% anual en la próxima década y que "los actuales rendimientos -que nunca fueron tan bajos- indican que es probable que en el futuro los retornos sean reducidos y que el riesgo de tasa de interés nunca ha sido tan alto".
Los estrategas de inversiones mencionan fuentes alternativas de ingresos estables para reemplazar a los bonos del Tesoro, aunque todos conllevan riesgos adicionales que no tiene la deuda del gobierno norteamericano. La lista incluye capital privado, bienes raíces, infraestructura, bonos atados a la inflación y acciones que pagan dividendos.
Otros han sugerido hacer ajustes menos radicales a la cartera 60/40; cambiar la exposición a la deuda soberana por obligaciones negociables de alta calidad.
David Kelly, estratega global de JPMorgan Funds, dijo que "el portfolio estándar 60/40 no es muy adecuado para el entorno actual del mercado financiero". Comentó que los inversores necesitan una "torta multicolor, que se aleje de los bonos [estadounidenses] y de las acciones de alta capitalización", para así encontrar un equilibrio al agregar más clases de activos, incluyendo acciones extranjeras, acciones de valor y activos de mercados emergentes.
Deluard, de StoneX, sostiene que los inversores deben repensar sus carteras, y hacerlo lo antes posible.
Traducción: Mariana Oriolo
