La casa de apuestas británica William Hill este año apostó a que la larga batalla legal sobre las apuestas deportivas en el estado estadounidense de Nueva Jersey daría como resultado la legalización de las apuestas en deportes lucrativos como el fútbol americano, el básquet y el béisbol.
A semanas de conocerse el fallo, Joe Asher, que dirige la filial norteamericana de la compañía, le ordenó a su equipo que trabaje para que William Hill pueda ofrecer apuestas deportivas en Monmouth Park, un hipódromo de Nueva Jersey.
El lunes pasado su apuesta rindió sus frutos porque la Corte Suprema de EE.UU. falló a favor de Nueva Jersey y permitió a ese estado introducir las apuestas deportivas, lo que deroga una ley federal de 1992 que prohibía a casi todos los estados a excepción de Nevada promover las apuestas en eventos deportivos.
El fallo dejó en manos de las legislaturas locales la decisión de permitir apuestas en deportes competitivos, lo que coloca a Nueva Jersey a la vanguardia de lo que podría convertirse en la legalización generalizada de las apuestas deportivas en todo EE.UU.
Pero, aunque las apuestas podrían llegar a Monmouth Park el próximo mes, la decisión de la Corte Suprema es sólo el comienzo de un forcejeo entre estados, compañías de juegos de azar y ligas deportivas sobre cómo funcionarán las apuestas en la práctica y cómo dividir el botín.
El potencial premio es el mercado ilegal de apuestas deportivas en EE.UU. La industria del juego estima que cada año en los deportes se hacen apuestas por u$s 150.000 millones en el mercado clandestino, una importante fuente de dinero para el crimen organizado que los partidarios de la legalización esperan desviar hacia negocios legítimos que pagan impuestos.
La misión de atraer a los clientes de las casas de apuestas ilegales con las que tal vez tengan relaciones de larga data será complicada.
"Para los estados ésto puede ser una nueva fuente legal de ingresos que pueden gravar. Las ligas también querrán su porción del botín", dijo Dan Etna, copresidente de la práctica de leyes deportivas en Herrick Feinstein. Lo mismo se aplica a las asociaciones de jugadores.
Las empresas europeas de juegos de azar, que se han convertido en líderes mundiales en la industria de las apuestas deportivas, han elevado su presencia en EE.UU. durante varios años con la esperanza de que el mercado se abriera. William Hill ingresó al mercado estadounidense en 2011 y adquirió tres negocios de apuestas deportivas para obtener una participación importante del sector de apuestas deportivas de Nevada.
Las organizaciones deportivas respondieron con cautela al reciente fallo de la Corte Suprema. La Asociación de Jugadores de Béisbol de las Grandes Ligas advirtió que no se debe permitir que las casas de apuestas impulsen la introducción de las apuestas deportivas. "No podemos permitir que los que más han ejercido presión para la introducción de apuestas deportivas sean los únicos que controlan cómo entran en nuestro negocio", señaló en un comunicado. El comisionado de la Asociación Nacional de Básquet, Adam Silver afirmó: "La integridad de nuestro deporte sigue siendo nuestra más alta prioridad".
La cuestión de cómo prevenir abusos tales como las apuestas basadas en información privilegiada y el arreglo de partidos será un desafío clave para los estados, corredores de apuestas y asociaciones deportivas.
"Una cosa es que la Corte Suprema diga que es legal. Otra cosa es que los estadounidenses, desde una perspectiva moral, digan que queremos esto en nuestras comunidades", dijo Aaron Swerdlow, asociado principal de Glaser Weil que representa a atletas y entrenadores
La decisión de la Corte Suprema significa que "los estados son libres de decidir si quieren ser el próximo Nevada", señaló Brian Burgess, socio de Goodwin Proctor, un estudio de abogados internacional, y luego agregó que no está claro con qué rapidez aprovecharán esa oportunidad. Sólo un pequeño número de estados han hecho esfuerzos para legalizar las apuestas deportivas, incluyendo Nueva Jersey, Delaware y West Virginia.
Si bien Barclays estima que el mercado estadounidense del juego podría generar ingresos netos por u$s 10.000 millones a sus operadores (una cifra que excluye el dinero otorgado a los apostadores en premios), otros analistas desconfían del potencial de ganancias.
"Es probable que un puñado de estados se mueva en forma rápida y relativamente liberal", comentó Paul Leyland, analista de Regulus Partners. "Otros estados probablemente avancen lentamente y asuman posiciones muy restrictivas. La mayoría seguramente esperará a ver lo que sucede".
