La nominación de Joachim Gauck, un ex pastor protestante que es un activista defensor de los derechos civiles, para convertirse en el próximo presidente federal de Alemania ha dejado a la canciller Angela Merkel enfrentada a una poco usual humillación política.

Las tensiones dentro de la coalición gobernante de centroderecha, encabezada por Merkel, estallaron y se hicieron públicas ayer cuando la canciller se vio obligada a aceptar la nominación de Gauck, presentada por una alianza entre el partido Libre Democrático (PLD), integrante de su coalición, y los Verdes y los Socialdemócratas, de oposición.

Steffen Seibert, vocero de la canciller, negó formalmente que hubiera divisiones en el gobierno después de que el partido Libre Democrático que tiene un respaldo de apenas 3% en las encuestas forzó a Merkel a aceptar a Gauck ante el riesgo de enfrentar una crisis en la coalición.

Informes en los medios sugieren que Merkel y Philipp Rösler, líder del PLD, tuvieron un furioso enfrentamiento a gritos antes de que Merkel finalmente cediera.

Esta es una enorme división en la coalición. En la época más negra de la Guerra Fría, la confianza entre la Unión Soviética y Estados Unidos era mayor que la confianza entre los partidos de esta coalición, dijo Cem Özdemir, uno de los dirigentes del Partido Verde.

La canciller aceptó el domingo a la noche la nominación de Gauck que es una figura muy popular para ocupar ese puesto que es en gran medida ceremonial tras tres días de negociaciones frenéticas entre los partidos de la coalición y con las agrupaciones de la oposición.

Todo comenzó con la renuncia del viernes de Christian Wulff, el aliado demócrata cristiano que Merkel había impuesto en la presidencia en 2010.

La canciller ha perdido su aura de invencibilidad. Fue una jugada inteligente por parte del PLD, opinó Andreas Busch, un profesor de Política de la Universidad de Göttingen.

Merkel, que es la figura dominante en la política alemana y hasta ahora se la consideraba de una capacidad táctica suprema, estaba decidida a alcanzar una decisión rápida en el tema de la sucesión para limitar los perjuicios causados por la renuncia de Wulff por razones éticas.

La canciller también quería evitar una disputa política prolongada por el tema de la presidencia en medio de la crisis de la eurozona.

Pero al aceptar a Gauck el hombre al que ella bloqueó el acceso al puesto pese a haber alabado su contribución a la reunificación de Alemania Merkel quedó descolocada, y parece seguro que tendrá que enfrentar recriminaciones por parte de los conservadores de la Unión Demócrata Cristiana.

Sin embargo, al aceptar la nominación de Gauck, Merkel dejó abiertas sus opciones. Su coalición con el PLD sobrevivirá y, después de las elecciones de 2013, podrá elegir a los Verdes o a los del Partido Social Demócrata como socios.