Situado a menos de una hora de Barcelona, Altafulla es mucho más que un simple pueblo costero de Tarragona. Su mezcla de tradición culinaria, paisajes mediterráneos y patrimonio histórico lo convierten en un plan ideal para escapadas de fin de semana o días de descanso sin complicaciones.
Aquí puedes disfrutar de platos sabrosos sin gastar más de 20 euros, mientras te relajas en playas que parecen sacadas de una postal. La oferta gastronómica de Altafulla destaca por su equilibrio entre los productos del mar y la huerta local.
Altafulla: el pueblo de Tarragona con sabores del mar y la huerta para todos los bolsillos
Altafulla es famosa por su cocina sencilla pero auténtica, que gira en torno a los ingredientes frescos de su entorno. Un buen ejemplo es el restaurante Voramar, reconocido por su arroz a la marinera y los pescados de roca, un clásico que no falla para los amantes del marisco.
En otro nivel, Gaudim, recomendado por la Guía Michelin, sorprende al reinventar recetas tradicionales con toques vanguardistas que encandilan a los paladares más exigentes.
Para quienes buscan opciones económicas y caseras, Granja Sant Francesc es un referente desde 1962. Con más de 60 años ofreciendo platos caseros, este local es famoso por su pollastre a l'ast, croquetas y canelones, todo con un ticket medio entre 10 y 20 euros. La Guía Repsol lo ha reconocido con uno de sus prestigiosos soletes.
Otro clásico que no puede faltar en esta lista es El Buffet d'Altafulla, el restaurante más antiguo de Cataluña en la zona, que desde 1974 deleita con su carne a la brasa y guisos contundentes. Para cerrar con broche de oro, los postres de almendra y miel, herencia de la repostería morisca, son el dulce perfecto para terminar la comida.
Escapadas: qué más hacer en Altafulla
Altafulla presume de playas que invitan a relajarse y disfrutar del mar en un entorno muy cuidado. La playa urbana, galardonada con la Bandera Azul, se extiende a lo largo de un kilómetro frente al pintoresco Barrio Marítimo.
Muy cerca, la playa de Tamarit ofrece un ambiente más natural, enmarcado por el histórico Castillo de Tamarit. Para quienes buscan una experiencia aún más salvaje, la playa de Canyadell destaca por su entorno rodeado de pinos y acantilados, perfecta para paseos y deportes acuáticos.
Además de sus atractivos naturales, el pueblo Altafulla guarda un valioso patrimonio histórico. La Vila Closa, su casco antiguo, conserva el ambiente medieval con calles estrechas y la Parròquia Sant Martí Altafulla, un templo barroco del siglo XVIII restaurado tras la Guerra de la Independencia.
Muy cerca, el Castell de Tamarit ofrece vistas espectaculares desde sus almenas y sirve como escenario para bodas y eventos culturales. Para los amantes de la historia romana, la Vila Romana dels Munts permite asomarse al esplendor de la Hispania tardorromana a través de sus mosaicos, termas y jardines.
Senderismo con vistas al mar
El Camí de Ronda de Altafulla es un sendero costero ideal para toda la familia que recorre calas escondidas y zonas naturales protegidas. Con tramos sencillos y varias áreas de descanso, ofrece panorámicas del Mediterráneo y la oportunidad de avistar aves como garzas y martinets, además de pequeños galápagos en las aguas del río Gaià.
Este camino conecta el paisaje natural con el patrimonio histórico, terminando en el Castillo de Tamarit, un plan perfecto para combinar naturaleza, cultura y deporte suave en la Costa Dorada.
Cómo llegar a Altafulla desde Barcelona
Para llegar a Altafulla desde Barcelona en coche, accede a B-20 en Cornellà de Llobregat desde Carrer de Sepúlveda y C-31. Luego, toma C-32 hacia T-214 en Altafulla. Toma la salida 32 de AP-7.
Sigue por T-214 y Carrer Marqués de Tamarit/N-340 hacia Baixada de Rigalt en Altafulla.