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Este es el único país rico de Oriente Medio que no tiene rascacielos ni edificios de acero y cristal: hay una espectacular mezquita que debes visitar

El lugar se destaca por su singular enfoque arquitectónico, que prioriza la tradición sobre el modernismo extremo.

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A diferencia de otras naciones del Golfo Pérsico, como Dubái o Doha, Omán se ha mantenido firme en su compromiso de evitar la construcción de rascacielos. Mientras sus vecinos despliegan imponentes torres de acero y vidrio, el país ha optado por preservar su herencia cultural y paisajística. En este sentido, Omán ha prohibido la construcción de altos edificios para proteger su identidad arquitectónica tradicional, lo que ha hecho que la capital, Muscat, ofrezca una atmósfera más auténtica y serena.

En lugar de torres futuristas, Omán ha centrado su desarrollo en edificios de poca altura, construidos con materiales naturales, lo que no solo conserva el paisaje, sino que también promueve un modelo de turismo sostenible. En este contexto, una de las joyas arquitectónicas más impresionantes del país es la Mezquita del Sultán Qaboos, un ejemplo espectacular de cómo tradición y modernidad pueden coexistir.

La Mezquita del Sultán Qaboos: un símbolo de modernidad y tradición

Ubicada en la capital, Muscat, la Mezquita del Sultán Qaboos es uno de los mayores atractivos turísticos del país. Inaugurada en 2001, esta mezquita es una maravilla de la arquitectura islámica moderna. Con su imponente cúpula dorada y su minarete de más de 90 metros de altura, la mezquita combina la grandiosidad con detalles intrincados que reflejan las tradiciones de la región.

Uno de los elementos más impactantes de la mezquita es su alfombra persa, que, hasta hace poco, era la más grande del mundo, tejida a mano con más de 1700 millones de nudos. Además, la mezquita alberga una impresionante lámpara de araña de Swarovski, que solía ser la más grande del planeta. La integración de estos detalles dentro de un espacio abierto a los no musulmanes, algo poco común en la región, convierte a la mezquita en un punto de encuentro cultural y religioso que no puedes dejar de visitar.

La Mezquita del Sultán Qaboos, un ejemplo espectacular de cómo tradición y modernidad pueden coexistir. (Imagen: Wikimedia Commons)

El impacto de la prohibición de rascacielos en Omán

A diferencia de sus vecinos más modernos, como Dubái o Doha, Muscat no cuenta con rascacielos debido a una prohibición nacional que busca proteger el paisaje natural y la identidad histórica del país. Esta decisión, impulsada por el difunto Sultán Qaboos y continuada por su sucesor, es un reflejo del compromiso de Omán con un desarrollo urbano sostenible y respetuoso con sus raíces.

Esta política ha dado lugar a un paisaje urbano dominado por edificios de baja altura, muchos de ellos revestidos en piedra local, lo que refuerza el sentido de pertenencia a la tierra. La prohibición no solo responde a una cuestión estética, sino también a un deseo de evitar la sobreexplotación turística y el daño medioambiental, lo que ha colocado a Omán en el primer puesto de la región en términos de turismo sostenible.

La mezquita como ejemplo del enfoque arquitectónico de Omán

Además de la Mezquita del Sultán Qaboos, hay otras edificaciones en Omán que también siguen este enfoque. Un ejemplo notable es la Mezquita Bab Al Salam en Muscat, cuyo diseño minimalista y elegante ha sido incluido en la lista de "Los Mejores Lugares del Mundo" por la revista Time. Esta estructura representa la armoniosa coexistencia entre la tradición islámica y los principios de sostenibilidad modernos, lo que refuerza el compromiso de Omán con un desarrollo que respeta tanto la naturaleza como la historia.

A diferencia de otras naciones del Golfo Pérsico, como Dubái o Doha, Omán se ha mantenido firme en su compromiso de evitar la construcción de rascacielos. Mientras sus vecinos despliegan imponentes torres de acero y vidrio, el país ha optado por preservar su herencia cultural y paisajística. (Imagen: Shutterstock)

Al visitar Omán, es imposible no notar que cada rincón del país refleja una dedicación a la preservación de su identidad cultural. En un mundo donde los rascacielos se han convertido en símbolos de progreso, Omán destaca al elegir un camino diferente, uno que pone en valor su rico legado histórico y natural.

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