

La política exterior española ha entrado en una fase de alta tensión con Israel, tras una serie de acontecimientos que han abierto una grieta diplomática inédita en las relaciones bilaterales.
El conflicto en Gaza, las declaraciones de miembros del Gobierno español y las represalias del Ejecutivo israelí han configurado un escenario de confrontación directa entre ambos países.
La situación escaló rápidamente cuando el ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, anunció que prohibía la entrada a su país a la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y a la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, por considerar que ambas representan una posición "antiisraelí y antisemita" dentro del Ejecutivo español.
Las razones detrás del bloqueo a Yolanda Díaz y Sira Rego
En palabras de Saar, Díaz estaría "aprovechándose de la debilidad política del presidente Sánchez" para imponer su visión, a la que calificó de "antiisraelí y antisemita", acusando además a España de mantener un "antisemitismo institucionalizado".
Las declaraciones fueron realizadas en respuesta a las medidas anunciadas por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en relación al conflicto en Gaza.
El mandatario español comunicó este mismo lunes un paquete de nueve medidas en respuesta a la ofensiva militar israelí. Entre ellas, se incluye el embargo legal de armas, la prohibición de entrada en España de los implicados en el genocidio y un refuerzo a la ayuda humanitaria.
Sánchez calificó la situación como "un genocidio en Gaza" y defendió que su Ejecutivo actúa "en coherencia con la legalidad internacional" y con el "sentir mayoritario de la sociedad española".
Las acciones del Gobierno tras el veto israelí
El mismo día del anuncio del veto, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, decidió llamar a consultas a la embajadora en Tel Aviv, en una medida que marca un claro deterioro en las relaciones bilaterales "ante las calumniosas acusaciones hacia España y las inaceptables medidas contra dos miembros del Gobierno", justificaron desde el Ministerio, según un cable de la agencia EFE.
Además, el Gobierno español expresó que "rechaza tajantemente las falsas y calumniosas acusaciones de antisemitismo por parte del Gobierno israelí hacia España y los españoles, así como la inaceptable prohibición de entrada a Israel a dos miembros del Gobierno", señala el comunicado oficial.
Desde el Ejecutivo se remarcó también que España "no se dejará amedrentar" y que las medidas responden a su soberanía y a un compromiso con los derechos humanos.

La posición de Yolanda Díaz y el papel de Sumar
La vicepresidenta Yolanda Díaz, por su parte, respondió al veto con contundencia, afirmando: "Es un orgullo que un Estado que perpetra un genocidio nos prohíba la entrada a Sira Rego y a mí. Vamos a seguir luchando por los derechos del pueblo palestino, le guste al señor Netanyahu o no".
Díaz, líder del partido Sumar, sostuvo en sus redes sociales que su compromiso con Palestina es firme y no se verá afectado por represalias diplomáticas. También pidió avanzar más allá de las medidas anunciadas por Sánchez e instó a retirar oficialmente a la embajadora de España en Israel.
"No se puede prohibir la entrada de dos ministras de un Gobierno democrático a un país y seguir como si nada. Hay que seguir actuando", sentenció.
Su compañera de gabinete y de partido, Sira Rego, también respaldó la respuesta del Gobierno, a la que IU sumó su exigencia de elevar el tono con nuevas acciones diplomáticas.

Un conflicto con repercusión internacional
La decisión de Israel de vetar a dos ministras en ejercicio es vista como un gesto de hostilidad diplomática sin precedentes en tiempos recientes. Si bien existen antecedentes de fricciones entre gobiernos por declaraciones o decisiones políticas, la expulsión preventiva de altos cargos en ejercicio es una medida de alto impacto político.
A esto se suma la creciente presión sobre la Unión Europea para que revise su relación con el Gobierno de Benjamin Netanyahu. España, con estas decisiones, parece marcar una línea más dura dentro del bloque comunitario, en un momento en que las imágenes de Gaza generan un fuerte rechazo ciudadano a nivel internacional.
La crisis abierta entre Israel y España no solo muestra la polarización creciente en torno al conflicto en Medio Oriente, sino que plantea nuevos desafíos para la diplomacia europea en el marco de sus relaciones estratégicas con países en conflicto.
















