Una teoría asegura que todo el universo está compuesto por un único electrón que viaja en el tiempo
Una hipótesis que desafía nuestra comprensión de la física y el cosmos.
En 1940, el físico teórico John Wheeler propuso una idea revolucionaria: todos los electrones y positrones del universo podrían ser manifestaciones de una única entidad moviéndose a través del espacio-tiempo.
Esta hipótesis, conocida como la del "universo de un único electrón", sugiere que un solo electrón, al viajar hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, aparece en múltiples ubicaciones y momentos, creando la ilusión de múltiples partículas.
El origen de la hipótesis
La inspiración de Wheeler surgió al considerar las trayectorias de los electrones en el espacio-tiempo. Imaginó que, en lugar de múltiples líneas de mundo independientes para cada electrón, podría existir una única línea extremadamente enredada que representara a un solo electrón moviéndose en todas direcciones temporales.
En este modelo, las secciones de la trayectoria que avanzan en el tiempo corresponderían a electrones, mientras que las que retroceden representarían positrones, las antipartículas del electrón.
Esta visión no solo ofrecía una explicación unificadora para la existencia de electrones y positrones, sino que también implicaba que cada encuentro entre un electrón y un positrón, resultando en su aniquilación, podría interpretarse simplemente como un cambio en la dirección temporal de un único electrón. Es decir, el electrón no desaparece, sino que invierte su movimiento en el tiempo.
La influencia en la física moderna
Aunque la hipótesis de Wheeler es más una curiosidad teórica que una teoría aceptada, tuvo un impacto significativo en el desarrollo de la física de partículas. Su estudiante, Richard Feynman, se inspiró en esta idea para formular su interpretación de las antipartículas como partículas que viajan hacia atrás en el tiempo. Esta perspectiva fue fundamental en la creación de la electrodinámica cuántica (QED, en inglés), por la cual Feynman recibió el Premio Nobel de Física en 1965.
La representación de las antipartículas como partículas que retroceden en el tiempo se ha convertido en una herramienta estándar en la física teórica, facilitando la comprensión y el cálculo de interacciones subatómicas. Aunque la idea de un único electrón universal no se sostiene en la práctica, su legado perdura en las técnicas y conceptos que ha inspirado.
Limitaciones y críticas de la teoría
A pesar de su elegancia conceptual, la hipótesis enfrenta desafíos significativos. Observacionalmente, hay una asimetría notable entre la cantidad de electrones y positrones en el universo; los electrones son mucho más abundantes. Wheeler especuló que los positrones "faltantes" podrían estar ocultos dentro de protones, pero esta idea no ha encontrado respaldo experimental.
Además, la teoría no aborda adecuadamente cómo un solo electrón podría dar cuenta de las propiedades individuales observadas en cada partícula, como el espín y la carga. Tampoco explica satisfactoriamente fenómenos como la interacción electromagnética entre electrones.
Por todas estas razones, la comunidad científica considera esta hipótesis más como una curiosidad intelectual que como una descripción precisa de la realidad.