El Estrecho de Gibraltar es uno de los pasos marítimos más vigilados del mundo. En un contexto de tensiones que muchos asocian con una posible Tercera Guerra Mundial, cualquier movimiento de un submarino ruso en la zona dispara alertas y titulares.
En los últimos días, un sumergible ruso con capacidad nuclear se habría visto obligado a salir a superficie cerca de Gibraltar, tras sufrir problemas técnicos. Ese episodio activó controles de la OTAN y multiplicó las consultas oficiales en el enclave ocupado por el Reino Unido.
¿Qué pasó exactamente y dónde está ahora?
El buque señalado por varios reportes es el Novorossiysk (clase Kilo, 74 metros), que habría emergido en las cercanías del Estrecho el 26-30 de septiembre por una avería grave. Las crónicas mencionan una fuga en el sistema de combustible y riesgo de "peligro explosivo", con seguimiento aliado en la zona.
El buque emergió tras detectar una fuga en su sistema de combustible, lo que generó un peligro de explosión según varios reportes. La situación obligó a un seguimiento cercano por parte de fuerzas aliadas y a activar protocolos de seguridad en aguas próximas al Estrecho.
Fuentes locales añadieron que el incidente provocó consultas a Defensa y preocupación por el posible vertido de diésel. La prensa del Campo de Gibraltar recogió las demandas de colectivos ecologistas y el interrogante sobre un eventual impacto marino.
Por qué el Estrecho dispara las alertas de la OTAN
Gibraltar es un punto estratégico: por allí transitan más de 100.000 buques al año y confluyen rutas militares de la OTAN y de potencias rivales. La presencia habitual de unidades británicas -como los submarinos de la clase Astute- y de patrullas de la Royal Navy subraya ese papel, con entradas y salidas periódicas al puerto del Peñón, como documenta el Gibraltar Chronicle en junio de 2025.
A ese tablero se suma la batalla por la infraestructura crítica bajo el mar: cables de datos y energía que cruzan el Atlántico y el Mediterráneo. Investigaciones recientes revelaron misiones rusas para mapear y vigilar esos tendidos, lo que eleva el umbral de riesgo cuando un sumergible aparece en superficie cerca de un chokepoint -un lugar de interés estratégico en el que una ruta se estrecha-.
¿Un submarino "nuclear"? Qué significa y qué armas podría portar
En términos de doctrina, "nuclear" puede aludir a la propulsión o a la capacidad nuclear del armamento. Los Kilo (Proyecto 636) son diésel-eléctricos, pero pueden lanzar misiles Kalibr con cabezas convencionales o nucleares.
En paralelo, Rusia opera plataformas de propulsión nuclear de alcance estratégico en otros teatros -desde los Borei con misiles balísticos hasta el polémico torpedo Poseidón-, un arsenal que alimenta la retórica de escalada en foros y redes
¿Puede escalar a un incidente internacional?
El tránsito por aguas internacionales es legal y frecuente, pero una emergencia técnica cambia el libreto: obliga a coordinar a autoridades civiles y militares por seguridad marítima y ambiental. En este caso, la información pública apunta a un seguimiento aliado y a consultas a Defensa, sin confirmaciones oficiales detalladas sobre la ruta posterior del sumergible, de acuerdo con France 24.
El riesgo ambiental es otro vector. Organizaciones del Campo de Gibraltar reclamaron claridad sobre un eventual vertido de diésel y pidieron mediciones si se confirmara el bombeo al mar como medida de emergencia. Por ahora, no hay parte oficial de daños ni sanciones, y el Ministerio de Defensa británico mantiene su política de no comentar operaciones de submarinos.
Antecedentes recientes y lectura regional
La presencia de submarinos rusos en escenarios próximos a fuerzas aliadas ha sido constante en 2025, con seguimientos de la OTAN en el Mediterráneo y episodios que reavivan la discusión sobre disuasión y límites rojos. En España, ha habido monitorización de unidades rusas en ejercicios aliados.
En ese clima, la aparición en superficie de un sumergible con capacidad nuclear a las puertas del Atlántico introduce ruido estratégico y presiona a los sistemas de alerta. El episodio de finales de septiembre encaja en esa tendencia y explica por qué el Estrecho, una vez más, acaparó la atención mediática y diplomática.