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La muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril de 2025 ha abierto una etapa de incertidumbre en el Vaticano. A pocos días del inicio del cónclave, previsto para el 7 de mayo, el futuro de las reformas impulsadas por el pontífice argentino pende de un hilo.

La elección del nuevo Papa podría suponer un giro radical en la dirección de la Iglesia Católica. Mientras algunos cardenales apuestan por continuar con el legado reformista de Francisco, otros, de corte más conservador, buscan revertir los cambios y restaurar una visión más tradicionalista.

En vísperas de un proceso que va a cambiar la Iglesia Católica desde sus raíces, la tensión entre estas dos corrientes se hace cada vez más palpable en los pasillos del Vaticano.

Los candidatos conservadores que podrían deshacer el legado de Francisco

Entre los cardenales que suenan con fuerza para suceder a Francisco y que representan una línea más conservadora destacan:

  • Raymond Leo Burke: estadounidense, conocido por su oposición a las reformas de Francisco, especialmente en temas como la comunión para divorciados vueltos a casar y la bendición de parejas homosexuales.

  • Robert Sarah: originario de Guinea, ha sido una voz crítica respecto a la apertura de la Iglesia hacia temas como la homosexualidad y el papel de la mujer.

  • Péter Erd: húngaro, arzobispo de Esztergom-Budapest, es considerado un teólogo conservador con estrechos vínculos con el gobierno de su país.

En el caso de que alguno de estos cardenales sea elegido como el nuevo Obispo de Roma, podrían liderar un retroceso en las reformas de Francisco, reinstaurando una visión más tradicionalista de la Iglesia.

Las reformas en juego

Durante su pontificado, Francisco promovió una serie de reformas profundas que buscaban actualizar la estructura y la doctrina de la Iglesia Católica hacia estos tiempos.

Una de las más controversiales fue la apertura hacia las parejas homosexuales, permitiendo su bendición en ceremonias religiosas, algo impensable en pontificados anteriores.

También generó amplio debate su decisión de permitir el acceso a la comunión para personas divorciadas vueltas a casar, una medida que desató tensiones con el ala más conservadora del clero.

También emprendió una reforma de la Curia Romana, orientada a lograr mayor eficiencia, transparencia y descentralización en el gobierno de la Iglesia. Esta transformación afectó estructuras de poder históricas dentro del Vaticano y fue vista por muchos como una amenaza al statu quo.

No obstante, para amplios sectores de fieles y religiosos, estas reformas representaron un intento genuino de acercar la Iglesia a la realidad contemporánea.

Un cónclave decisivo para el futuro de la Iglesia

El próximo cónclave no solo elegirá al sucesor de Francisco, sino que definirá el rumbo que tomará la Iglesia Católica en los próximos años. La elección de un Papa conservador podría significar un retroceso en las reformas y un retorno a una visión más tradicionalista.

Por otro lado, la elección de un Papa que continúe con el legado de Francisco podría consolidar las reformas y abrir nuevas puertas hacia una Iglesia más inclusiva y moderna.

La tensión entre estas dos visiones se refleja en las deliberaciones previas al cónclave, donde los cardenales buscan consensuar una figura que represente la unidad y el futuro de la Iglesia