Administrar empleados no es fácil, especialmente cuando tu promoción puede ser reciente, pero lograr el equilibrio interpersonal adecuado con tu equipo es crucial tanto para tu satisfacción como para la de ellos.
Quieres que tus empleados te aprecien, pero también que te respeten. Quieres estar a su lado, pero también que sepan cuál es tu posición. Sin embargo, a veces puede ser difícil detectar la línea entre ser jefe y amigo.
"No es raro que muchos supervisores nuevos crucen la línea en cualquier dirección: pueden volverse demasiado amigables y luego no poder disciplinar, o pueden convertirse en figuras de autoridad demasiado fuertes y repeler al personal", explica la entrenadora ejecutiva y consultora de gestión Kathi Elster, coautora de "Working With You Is Killing Me".
Entonces, ¿cómo fomentas una relación honesta y de confianza con tu personal cuando tú eres quien maneja sus evaluaciones de rendimiento?
1. Recuerda quién es el jefe
Ten en cuenta que, en el lugar de trabajo, es más importante ser jefe que amigo. Ser demasiado amigable puede poner en peligro tu autoridad.
"Intentar ser amigo de tus empleados hace que proporcionar retroalimentación y evaluaciones de rendimiento sea difícil y te expone a riesgos de acusaciones de favoritismo", dice Devora Zack, CEO de Only Connect Consulting, y autora de "Managing for People Who Hate Managing", citada por el sitio Mediabistro.
"Tu equipo necesita un líder, no un compañero", dice. "Al final, te apreciarán más cuando te centres menos en ser querido y más en ofrecer orientación y apoyo".
Suprimir esa necesidad natural de ser querido es clave, dice la consultora corporativa Carlann Fergusson, fundadora de Propel Forward. "La trampa de querer ser querido es fácil para todos los nuevos supervisores caer en ella, y yo misma caí", dice.
"Pero recuerda que preocuparse es diferente de querer ser querido. Preocuparse es incondicional y se aplica a cada empleado. Esto permitirá que el líder corrija a los empleados por el bien del equipo y de la empresa, sin dejar que las preocupaciones personales interfieran".
2. Conoce a tu gente
No necesitar ser querido no significa que necesites ser desagradable. Puedes mantener tu gorra de jefe y aún así llevar a tus empleados a almorzar de vez en cuando, o preguntar cómo estuvo su fin de semana.
De hecho, conocer a tus empleados en un nivel personal, sin ser demasiado exhaustivo, tiene ventajas.
Deb Hornell, presidenta de la consultoría de trabajo con sede en Chicago Hornell Partners, dice que un gerente necesita "pasar tiempo con el personal: conocerlos y descubrir sus talentos y motivaciones".
En tanto, el autor y consultor de negocios Bob Papes dice que debes esforzarte en relacionarte con tus empleados. "Tomar interés es más que solo decir buenos días. Es saber cosas importantes como su cumpleaños, cuándo se gradúa su hijo, enviar una tarjeta de condolencias por una muerte en la familia o, mejor aún, ir al velatorio o al funeral", dice.
Sin embargo, Papes advierte, hay que saber qué líneas no cruzar. "No debes salir con ellos a festejar a menos que sea un evento de la empresa. Si te conviertes en un amigo personal de algunos de ellos, puede erosionar seriamente tu estatus como un gerente o supervisor justo".
3. No "amigues" a tus empleados
Elster aconseja a los gerentes pensar en "ser amistosos, no amigos". ¿Pero eso incluye amigos de Facebook? Aunque puede parecer seguro, formar lazos de redes sociales con tus empleados probablemente sea una mala idea.
"Aunque las solicitudes siguen llegando, trato de no aceptar solicitudes de amistad de mis empleados", dice Ayo Hart, fundador y socio gerente de Dolphin Organics.
"No creo que sea apropiado ver todo lo que sucede con mis empleados y definitivamente no quiero que la ventana a mi mundo personal se abra a ellos. He estado en ambos lados de la cerca y sé lo que está en riesgo", apunta.
4. Mantente profesional, no personal
Donna Flagg, una experta en comunicaciones en el lugar de trabajo y autora de "Surviving Dreaded Conversations", está de acuerdo con la necesidad de mantener las cosas profesionales.
"No pases el tiempo de oficina charlando sobre la vida social; sabe qué es apropiado para el ambiente en el que estás", dice. "'¿Cómo estuvo tu fin de semana?' está bien, pero encerrarte en una sala de conferencias para hablar sobre una ruptura, una cita o lo que sea, no. Esto aplica para ambas partes".
Esa discreción se aplica aún más cuando se trata de información confidencial de la empresa. "No discutas información confidencial de la empresa bajo ninguna circunstancia. No importa qué tan cercanos sean", dice Flagg. "Aquí es donde una línea clara debe permanecer intacta".
5. Toma decisiones claras y consistentes
Afirmar tu rol como gerente significa que necesitas tomar decisiones claras de manera consistente y comunicarlas efectivamente.
"Esté abierto a ideas, pero sea claro en que usted tomará la decisión final. Cuando lo haga, explique por qué tomó esa elección", dice Michelle Tillis Lederman, presidenta de Executive Essentials y autora de " The 11 Laws of Likeability ".
"Mantener al empleado informado contribuye mucho a la satisfacción laboral y también muestra que escuchaste y tenías razones para tomar la decisión", señala. "Comunica en exceso lo que quieres y necesitas de ellos; y siempre considera su punto de vista cuando llegue el momento de dar retroalimentación difícil y prepárate para escuchar lo que tienen que decir".
6. Gestiona a tus amigos como lo haces con todos los demás
Solo recuerda que cuando estés con estos amigos entre otros empleados, ya sea en la oficina o fuera, debes darles el mismo tiempo y atención que das a cualquier otra persona que te informe.
Laurie Leiker, formadora corporativa independiente y autora de "Motivating Feedback: Getting the Best from Employees without Tears" dice que está bien reconocer las amistades, pero saber dónde están trazadas las líneas.
"Tu amigo tendrá que entender que tu responsabilidad es primero con la empresa, y segundo con los amigos, si surge un conflicto entre los dos", dice.