La ITV es un trámite obligatorio en España que garantiza que los vehículos cumplen con las normativas de seguridad y emisiones. Sin embargo, muchos conductores desconocen que un aspecto aparentemente trivial puede llevar al suspenso inmediato: el estado de las luces del vehículo.
El sistema de iluminación cumple una función esencial en la seguridad vial, ya que garantiza la visibilidad del conductor y permite que otros usuarios de la vía lo detecten. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), “un porcentaje significativo de vehículos que no superan la ITV lo hacen debido a defectos en el sistema de iluminación”.
Más allá del trámite administrativo, la ITV tiene como objetivo reducir los accidentes provocados por fallos mecánicos o eléctricos. Entre ellos, los relacionados con el sistema de iluminación, que resultan determinantes en condiciones de baja visibilidad.
El paso obligatorio antes de acudir a la ITV para evitar suspender
Los ITV suspenden a todos los coches que acuden a las inspecciones obligatorias y no cumplen con estos sencillos requisitos: bombillas fundidas, luces mal alineadas o sistemas de iluminación que no funcionan correctamente.
Estos problemas no solo suponen un riesgo para la seguridad, sino que también son motivo de rechazo en la inspección.
Antes de acudir a la ITV, los expertos recomiendan realizar una revisión exhaustiva del vehículo, prestando especial atención al sistema de iluminación.
Comprobar que todas las luces funcionan correctamente (incluidas las de posición, cruce, carretera, intermitentes y freno) puede evitar un suspenso innecesario.
También es recomendable verificar que las luces estén bien alineadas y que los faros no presenten desperfectos, como cristales rotos o sucios. Estos detalles pueden parecer menores, pero afectan de forma directa a la eficacia del sistema de iluminación y, por tanto, al resultado de la ITV.
¿Qué ocurre si mi coche no supera la prueba de la ITV?
No aprobar la ITV implica que el vehículo no está autorizado para circular hasta que se subsanen los defectos detectados. Circular sin la ITV en vigor puede acarrear multas de hasta 200 euros y, en caso de accidente, problemas con la cobertura del seguro.
La normativa es clara: ningún coche puede circular si no ha pasado la inspección técnica en el plazo correspondiente. La DGT recuerda que “conducir con la ITV caducada o desfavorable supone una infracción grave” y puede conllevar la inmovilización del vehículo.
Por ello, asegurarse de que el automóvil cumple con todos los requisitos antes de acudir a la ITV no solo evita sanciones, sino que contribuye a la seguridad en carretera y al correcto funcionamiento del parque automotor español.