

La leche lleva décadas generando controversia. ¿Es saludable o no? ¿Qué versión es mejor: la entera, la semidesnatada o la desnatada? En medio de tantas preguntas, la nutricionista Andrea Urizar ha dado un golpe sobre la mesa con una afirmación contundente que ha despertado reacciones: "Una leche que no tiene nada de grasa es puro carbohidrato en forma de lactosa".
Urizar sostiene que eliminar la grasa de la leche implica mucho más que reducir calorías. Según la experta, este cambio modifica por completo su valor nutricional, dejando una bebida que puede parecer ligera, pero que es mucho menos beneficiosa de lo que muchos imaginan.
La opinión de la nutricionista: ¿qué perdemos al quitar la grasa de la leche?
La leche es una proteína completa, es decir, contiene todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita. Pero Andrea Urizar destaca un aspecto menos mencionado: su riqueza en vitaminas liposolubles como la A, D, E y K. Estas vitaminas necesitan grasa para ser absorbidas adecuadamente por el organismo.
"¿Qué pasa si quitamos la grasa? Que ya no hay estas vitaminas", alerta la nutricionista.
Y no es solo cuestión de vitaminas. La grasa de la leche cumple un rol fundamental en la saciedad. Urizar explica que contribuye a estabilizar los niveles de glucosa e insulina, lo que nos ayuda a sentirnos llenos por más tiempo y evita los famosos antojos entre comidas.
¿Es beneficiosa la leche desnatada?
Tomarse un vaso de leche desnatada puede sonar a elección saludable, pero según Urizar, el efecto es muy distinto:
Menor absorción de vitaminas liposolubles: sin grasa, las vitaminas A, D, E y K no se absorben eficientemente.
Mayor respuesta insulínica: al quedarse casi solo con lactosa, la leche desnatada puede elevar más la glucosa en sangre.
Menor saciedad: al no contener grasa, deja menos sensación de plenitud.
Reducción del valor nutritivo global: el alimento se vuelve incompleto al desequilibrar su composición original.

¿Qué leche recomienda la nutricionista?
Para la nutricionista, la leche entera sigue siendo la opción más equilibrada y natural. "No se trata de demonizar a la leche, sino de entender qué nos aporta cada versión", afirma. Aun así, reconoce que la semidesnatada puede ser un buen punto medio, sobre todo si se combina con otros alimentos ricos en grasa en la misma comida.
"Si comes más grasas en esa comida, te tomas la semidesnatada. Y en otra comida que a lo mejor no comas tanta grasa, te tomas la entera", sugiere Urizar.












