

La cuenta regresiva ya comenzó. Este miércoles 7 de mayo, a las 16:30 hora local de Roma, se cerrarán las puertas de la Capilla Sixtina para dar inicio al Cónclave 2025.
Allí, los cardenales menores de 80 años se reunirán en estricto secreto para elegir al sucesor del papa Francisco, fallecido el pasado 21 de abril. Se espera que el proceso dure varios días, y que la esperada fumata blanca anuncie pronto al nuevo líder de la Iglesia católica.
El fallecimiento de Francisco, el primer pontífice argentino, generó una conmoción mundial. Más de 250.000 personas se acercaron al Vaticano para despedir sus restos, que descansan ahora en Santa María la Mayor.
Con su partida, la Iglesia abre una etapa de transición marcada por un riguroso protocolo que culminará con la elección del próximo Papa, una figura de centralidad espiritual y política a nivel global.
¿Cómo funciona el proceso de elección del Papa?
El procedimiento es minucioso y está regulado por normas establecidas en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis. Todo comienza con una misa en la Basílica de San Pedro, presidida por el decano del Colegio Cardenalicio.

Luego, los cardenales se trasladan a la Capilla Sixtina, donde, tras invocar al Espíritu Santo con el canto del Veni Creator, juran guardar secreto absoluto sobre lo que allí ocurra.
Las votaciones se realizan dos veces al día: una por la mañana y otra por la tarde. Se necesita una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo pontífice, lo que, en esta ocasión, significa obtener al menos 94 votos de los 140 cardenales habilitados.
Si tras 24 rondas no hay consenso, los electores pueden acordar un nuevo método, siempre que mantenga el requisito de mayoría cualificada.
¿Quiénes pueden ser electos y cómo se anuncia el nuevo Papa?
Cualquier hombre bautizado puede ser elegido Papa, aunque en la práctica los elegidos provienen siempre del Colegio Cardenalicio.
En el caso de una elección válida, el elegido debe aceptar el cargo y anunciar el nombre que tomará. Inmediatamente, el protodiácono lo proclama con la tradicional fórmula Habemus Papam desde el balcón de la Basílica de San Pedro.

El resultado de cada votación se comunica mediante la fumata, una señal de humo que emerge de una chimenea sobre la Capilla Sixtina. El humo negro indica que no se ha alcanzado una decisión; el blanco anuncia la elección de un nuevo Papa.
Esta señal es esperada por miles de fieles congregados en la Plaza San Pedro y millones más que la siguen por todo el mundo. El Cónclave no solo define una sucesión, sino también el rumbo espiritual de millones.












