En esta noticia

La investigación médica avanza hacia entender por qué un porcentaje creciente de personas que nunca han fumado desarrollan cáncer de pulmón. Nuevos estudios apuntan a factores ambientales como responsables de mutaciones genéticas que hasta ahora se atribuían al tabaco.

Esta investigación se centra en analizar en profundidad los tumores de pacientes no fumadores y abre la puerta a nuevas alertas sanitarias y estrategias de prevención.

En búsqueda de un enemigo invisible

Un equipo de investigadores internacionales, liderados por la Universidad de California en San Diego y el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, han secuenciado el genoma de tumores de 871 pacientes no fumadores en 28 países.

Los resultados indicaron que aquellas personas que vivían en zonas con alta contaminación -especialmente partículas PM2.5- presentaban mutaciones en genes clave como TP53 y EGFR, características antes consideradas propias de fumadores.

La relación entre la exposición a humos contaminantes y las mutaciones genéticas es más clara.El estudio encontró que, a mayor nivel de contaminación, mayor número de mutaciones promotoras de cáncer, y también telómeros más cortos, señal de envejecimiento celular acelerado.

La mala calidad del aire podría estar provocando más de 300.000 muertes al año solo en la Unión Europea. En contextos urbanos globales, donde la contaminación supera los límites recomendados por la OMS, decenas de millones de personas podrían estar en riesgo.

Factores más allá del tabaco

Aunque la contaminación es la protagonista del hallazgo, no es la única causa identificada. El estudio también detectó patrones mutacionales vinculados a:

  • La exposición al humo pasivo, aunque su impacto fue menor en comparación con la polución.

  • Compuestos presentes en ciertas medicinas tradicionales chinas, especialmente aquellas que contienen ácido aristolóquico, halladas principalmente en tumores de pacientes de Taiwán.

Estos descubrimientos aportan un nuevo nivel de detalle al catálogo de factores de riesgo reconocidos por organismos como la American Cancer Society, que ya incluye radón, asbesto, diesel o contaminación ambiental entre las causas del cáncer pulmonar en no fumadores.

Las investigaciones han evidenciado que las mutaciones específicas del tabaco, como la firma SBS4, también están presentes en afectados expuestos a polución urbana: podrían aparecer entre tres y cuatro veces más en lugares con mayor concentración de partículas PM2.5.

Un cambio de paradigma: implicaciones y prevención

Este estudio publicado en Nature, marca un antes y un después al demostrar científicamente cómo un factor ambiental hasta ahora subestimado puede alterar el genoma humano de forma tan grave como el tabaco.

Las consecuencias van más allá de la teoría: los autores, incluidos investigadores del CNIO, hacen un llamamiento urgente a reforzar políticas de control ambiental y salud pública. Entre las recomendaciones:

  • Reducir niveles de emisiones de combustibles fósiles y tráfico urbano.

  • Fomentar controles más estrictos de calidad del aire en interiores y exteriores.

  • Aumentar la conciencia acerca de otros riesgos como el radón, el humo pasivo o sustancias carcinógenas en la medicina tradicional.

Para la población, el mensaje es claro: el cáncer de pulmón ya no es solo cosa del tabaco. Es crucial protegernos de la polución, ventilar bien los espacios cerrados y realizar revisiones médicas periódicas, incluso sin historial de tabaquismo.