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Desde que Felipe VI llegó al trono en 2014, la Casa Real ha intentado mostrarse como una institución renovada, transparente y ejemplar. Sin embargo, detrás de los discursos oficiales y las fotos de actos públicos, la realidad es muy diferente. La relación entre el rey y Letizia Ortiz atraviesa una crisis profunda que, según fuentes cercanas, lleva más de una década sin solución.

La primera gran grieta se abrió en 2012, cuando estalló el caso Nóos. Letizia presionó para alejar a la infanta Cristina de la vida oficial, temiendo que el escándalo terminara de hundir a la Corona.

A partir de entonces, las tensiones entre Felipe y Letizia se hicieron cada vez más difíciles de ocultar. "Felipe aceptó esas decisiones porque eran necesarias para salvar a Leonor, pero le dolió mucho", asegura un colaborador de Zarzuela.

El paso del tiempo no hizo más que agravar la situación. Aunque oficialmente siguen casados, Felipe y Letizia apenas comparten actos públicos. Con vidas completamente paralelas, y apariciones conjuntas que responden más al protocolo que a una relación de pareja activa, Pilar Eyre, especialista en casa real, señala: "la convivencia hace años que no existe".

Felipe VI y su lado oculto: el rey cazador

Uno de los secretos mejor guardados de la Casa Real es la pasión de Felipe VI por la caza. Aunque la imagen oficial intenta mostrar a un monarca comprometido con la sostenibilidad, la realidad es otra.

"Tenemos la sospecha de que caza, no lo dice porque esto sí que está muy mal visto", declaró la periodista Pilar Eyre. Según Fonsi Loaiza, el rey ha participado en al menos seis cacerías en lo que va del año, muchas de ellas financiadas con fondos públicos.

El gasto asociado a estas actividades es escandaloso: más de 70.000 eurosdestinados a armas y equipos, además de las millonarias subvenciones a los cotos donde Felipe VI caza. Estos cotos, gestionados por familias poderosas como los Abelló, Botín y March, han recibido hasta 6,5 millones de euros en ayudas públicas.

"Es inaceptable que en un país con tantos problemas económicos, se destinen recursos a financiar los hobbies de un rey", señala un portavoz de un colectivo ecologista.

¿Un patrón familiar? La herencia de Juan Carlos I

La afición de Felipe VI por la caza no es casualidad. Su padre, Juan Carlos I, inculcó en él esta pasión desde pequeño. Según se ha sabido, el entonces príncipe jugaba con armas en La Zarzuela, y su tía, doña Pilar, llegó a expresar preocupación.

"Era un niño rodeado de rifles y escopetas", explican fuentes cercanas. Esta tradición no se ha perdido con el paso de los años, y algunas fuentes aseguran que Letizia Ortiz también ha participado en cacerías.

Sin embargo, los tiempos han cambiado. En una sociedad cada vez más crítica con los privilegios de la monarquía, la imagen de un rey que gasta miles de euros en matar animales es insostenible. "La Casa Real prefiere callar, pero la ciudadanía tiene derecho a saber en qué se gasta el dinero público", concluye Loaiza.