Cierra para siempre la pastelería más famosa y antigua de la Capital: tiene casi 100 años y funcionó como refugio en la guerra
El cierre inesperado de Embassy, una de las pastelerías más emblemáticas, ha dejado a clientes y vecinos en estado de conmoción.
El cierre inesperado de Embassy, una de las pastelerías más emblemáticas de Madrid, ha dejado a clientes y vecinos en estado de conmoción. Fundada en 1931 por Margarita Kearney Taylor, este establecimiento no solo era un referente en repostería artesanal, sino también un símbolo de la historia y la cultura madrileña.
Su icónica ubicación en el Paseo de la Castellana y su tradición en la elaboración de postres hicieron de este lugar un punto de encuentro ineludible para generaciones de madrileños.
¿Por qué cierra una pastelería con tanta historia?
A pesar de haber superado crisis económicas y cambios en el consumo, Embassy no logró resistir el impacto de los últimos años. Desde la pandemia, el negocio no consiguió recuperar el volumen de clientes que solía tener, lo que debilitó su estabilidad financiera.
A esto se sumó la creciente competencia de cafeterías modernas y la tendencia hacia un consumo más saludable, factores que afectaron directamente su modelo basado en la repostería clásica.
Según fuentes cercanas, la decisión de cerrar responde tanto a razones económicas como a dificultades para sostener un modelo de negocio tradicional en un mercado en constante transformación.
¿Qué significa este cierre para Madrid?
La desaparición de Embassy no solo marca el final de una pastelería, sino también la pérdida de un símbolo de la ciudad. Este salón de té, que en su origen fue un lugar de reunión para diplomáticos y personalidades influyentes, jugó un papel en la historia más allá de la gastronomía.
Durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió como refugio encubierto para agentes y exiliados, lo que le otorgó un aura de misterio que lo hizo aún más legendario.
Su cierre deja un vacío en la oferta tradicional madrileña y evidencia la transformación de la capital, donde cada vez es más difícil encontrar establecimientos con tanta identidad y arraigo cultural.
El final de Embassy refleja una tendencia en la que la pastelería artesanal va cediendo espacio a negocios más adaptados a las nuevas dinámicas de consumo. Aunque algunas pastelerías tradicionales aún resisten, la desaparición de este icónico establecimiento es un recordatorio de que la gastronomía madrileña está en constante cambio, dejando atrás una parte de su historia en el proceso.
La increíble historia Embassy en Madrid
Más allá del cierre de un negocio, este hecho evidencia la transformación del paisaje gastronómico de la capital. Durante décadas, estos espacios fueron mucho más que simples comercios: eran parte de la identidad cultural de Madrid. Perder establecimientos con tanta historia implica también un cambio en las costumbres de los habitantes, que ahora buscan alternativas más modernas y funcionales.
Embassy no solo fue un lugar de encuentros y espionaje, sino también un refugio para la realeza y la alta sociedad. Durante sus años de mayor esplendor, figuras como Ava Gardner, el duque de Windsor y la propia reina Sofía disfrutaron de su ambiente exclusivo y sus recetas británicas inigualables.
En una ocasión, la embajada británica encargó un suministro especial de scones para la visita de la reina Isabel II, quien envió una nota de agradecimiento tras degustarlos. Esta combinación de lujo, historia y misterio ha convertido a Embassy en un ícono madrileño que ha resistido el paso del tiempo.