Sólo hay que repasar el insistente marketing político del kirchnerismo en los años recientes. Allí, la palabra Patria desempeña un papel protagónico. Con Néstor Kirchner pero, sobre todo a partir de la gestión presidencial de Cristina, la publicidad oficial recurrió siempre a la vestimenta de la épica patriótica al punto que sus spots televisivos finalizan con el slogan "Tenemos Patria". Como si la Patria con mayúsculas hubiera arribado recién a la Argentina con la llegada providencial de los Kirchner al poder.
Ayer se reprodujo esa tendencia cuando, durante el acto patrio en San Miguel de Tucumán, Cristina afirmó que recién ahora "se puede hablar de independencia en serio". Y lo adjudicó al impacto de sus iniciativas como Presidenta. No es casual que, en los últimos días, un grupo de dirigentes kirchneristas hayan querido reivindicar al 25 de mayo de 2003 (la fecha en la que asumió Néstor Kirchner) como una fecha patria más relevante que el 9 de Julio de 1816. Un disparate que no imaginó ni la peor dictadura.
El año próximo se cumplirán 200 años de nuestra independencia. Parece insólito tener que plantear a esta altura que a la Patria pertenecemos todos los que hemos nacido en la Argentina y aquellos que la adoptaron por afecto o por historia. Lo que nos enseñan San Martín y Belgrano es que el legado a reivindicar es el de la tolerancia política, el de la responsabilidad en la gestión y el de la honestidad. Ese homenaje será siempre más trascendente que el abuso publicitario de la hermosa palabra Patria.