Apenas trascendió que la Corte Suprema había emitido un fallo sobre el per saltum, en los despachos ministeriales comenzaron a rastrear el texto para analizar si lograban arañar un empate de lo que, a priori, sonaba a otra derrota en la batalla por el artículo 161 de la Ley de Medios. Sin ningún aviso, la novedad los volvió a tomar desprevenidos. Aunque no tanto como la semana pasada.
Sucede que aún padeciendo los efectos del inesperado golpe al mentón, con la ampliación de la cautelar a favor del multimedios, justo en la víspera del 7D, una fecha fijada por la Corte pero resignificada con un tono épico por la Casa Rosada, el kirchnerismo no sintió tan fuerte el revés de ayer.
Hasta trataron de minimizar el impacto. Era una posibilidad, retrucaban desde el Ministerio de Justicia. Es cierto que este desenlace era esperado no sólo por varios expertos jurídicos sino hasta dentro de ciertos despachos oficiales, donde pronosticaban que los magistrados le reclamarían un recurso extraordinario ante la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial.
No obstante, en el Gobierno defendieron la fallida jugada. La Corte realizó una interpretación muy restrictiva de la ley (que permite el per saltum). Para nosotros era un recurso procedente, era la queja esgrimida.
Su siguiente paso será seguir el consejo de la Corte. Si bien fuentes oficiales confiaron que el recurso extraordinario ya fue redactado, previendo la negativa, desde el Ministerio de Justicia evitaron confirmar si se presentará hoy. Apremiada por los tiempos, la Rosada actuaría más temprano que tarde.
Según el análisis oficial del fallo, la Corte acortó los tiempos, imponiendo que los 10 días que la Cámara se tome para decidir si acepta o no el pedido, sean corridos y no hábiles. En caso de una nueva negativa, el Gobierno volvería a insistir en el máximo tribunal para voltear la cautelar con un recurso de queja.
La solapada crítica K contra los siete miembros del máximo tribunal post-fallo, lejos estuvo del enérgico tono de Cristina Fernández de Kirchner del día anterior. Sobre el escenario de la Fiesta Patria Popular, la Presidenta embistió duramente contra la Justicia en general; con foco en la Corte. Ya conocido el fallo, la mandataria optó por un nuevo silencio en su única aparición pública de la jornada (ver aparte).
Si bien en parte era un escenario probable, nada pudo aliviar el malestar oficial la unanimidad del fallo. El Gobierno aspiraba a contar con un gesto en su favor de algunos de sus miembros. Incluso, tras la fallida primera reunión de la Corte al mediodía para tratar el tema, el trascendido de un supuesto fallo en solitario del juez Eugenio Zaffaroni reforzaba el pronóstico del peor de los escenarios. No obstante, el mismo dato ya anticipaba una negativa del tribunal.
Al final, Zaffaroni optó por siete líneas para ampliar sus fundamentos. El oficialismo abrazó ese párrafo. De verificarse la existencia de la contradicción invocada por el recurrente (el Gobierno), podría importar un alzamiento de la instancia ordinaria contra decisiones firmes de esta Corte.
La lectura oficial es que la contradicción marcada por el magistrado es que la Cámara Civil y Comercial le reconoció el jueves pasado a Clarín un año para desinvertir cuando haya sentencia firme. Para el oficialismo ese plazo ya venció. Como en el frustrado 7D, la Afsca de Martín Sabbatella está lista para iniciar el proceso de adecuación de oficio o voluntario apenas caiga la defensa jurídica de Clarín.
En paralelo, el kirchnerismo continuó ayer con sus advertencias al Poder Judicial. El senador Marcelo Fuentes anticipó que está tomada la decisión de abrir un jury contra todos los integrantes de la Cámara que ex tendió la cautelar, dejando al Gobierno sin su 7D.