En un escenario de precios internacionales bajos para los commodities del campo, la siembra de soja para la campaña 2025/26 en Argentina experimentará una reducción del área sembrada y pone más presión sobre el ingreso de dólares a las reservas del BCRA.
Pese a la confirmación de reducción definitiva de retenciones, el informe de pre-campaña que realizó la Bolsa de Cereales durante la primera semana de agosto, estimó una rebaja de 800.000 hectáreas, al contrastar con la temporada anterior.
"Se espera una disminución del área sembrada del 4,3 %, pasando de 18.400.000 a 17.600.000 hectáreas", detalló el documento elaborado por el equipo que encabeza Ramiro Costa, economista Jefe de la BC.
Si bien esta caída interrumpe una racha de cuatro años de crecimiento, la superficie total se mantendría como la segunda más grande de los últimos cinco ciclos, superando el promedio histórico, destacó la Bolsa.
El descenso se explica principalmente por una menor intención de siembra de soja de primera, en gran parte del territorio debido a la creciente competencia de cultivos como el maíz y el girasol.
Al mismo tiempo, la recuperación del maíz se ve favorecida por la disminución de la plaga Dalbulus maidis; junto con el incremento de las plantaciones de trigo y el buen desempeño del girasol, han inclinado la balanza a favor de estos cereales.
Divisas ajustadas
Al poner en la coctelera el precio de los productos en mercado internacional y el valor de los insumos, la nueva campaña agrícola presenta un escenario de contrastes para los productores locales.
En el mercado local, el precio durante el periodo de pre siembra de la soja para la posición mayo-2026 se sitúa en u$s 295 por tonelada, lo que representa una suba del 4.2% en comparación con las cifras registradas en la campaña anterior pero un 3,4% por debajo del promedio de las últimas cinco campañas
El precio de la soja ha bajado en comparación con la campaña anterior, su relación con el maíz se mantiene en un promedio histórico de 1.7, dándole un respiro a los agricultores que opten por este cultivo.
Sin embargo, la principal preocupación se centra en el aumento de los costos de producción. A nivel local, los precios de los fertilizantes han subido: los nitrogenados se encarecieron un 10.6% y los fosfatados un 4.7% respecto a la pre-siembra pasada.
Este incremento, aunque menor al que se registra en el mercado internacional, representa una presión adicional sobre la rentabilidad. En un punto a favor, el costo de otros insumos estratégicos ha disminuido; es el caso del los combustible que registraron una reducción del 1,4% respecto al ciclo previo y los herbicidas con un descenso interanual del 16,1%.
A la hora de estimar el ingreso de divisas del primer complejo exportador de la Argentina, estos factores resultarán clave y anticipan un contexto donde los productores deberán ajustar sus estrategias para hacer frente a la suba de algunos insumos y aprovechar la baja de otros.
Para la campaña 2025/26, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) proyecta una producción mundial de soja de 426,39 millones de toneladas, un incremento del 0,57% respecto al ciclo anterior. Las exportaciones globales se estiman en 187,44 millones de toneladas, con un aumento del 3%.
Segunda vuelta
A pesar de la caída en los cultivos de primera, el notable aumento de las siembras de trigo está impulsando una mayor superficie de soja de segunda. Esta estrategia, que permite rotar cultivos y aprovechar la misma tierra, modera la caída a nivel nacional y se espera que tenga una mayor proporción en esta campaña.
Además de los factores de rotación y competencia, las decisiones de los productores se ven fuertemente influenciadas por el contexto económico.
En ese sentido, el informe apuntó a los "márgenes ajustados" y explicó que la relación entre los costos de los insumos y los precios de los productos siguen siendo determinantes al momento de planificar la siembra.
Panorama regional
La reducción de la superficie de soja no es uniforme en todo el país. Mientras en el Norte se registra la mayor retracción, ya que la recuperación del maíz y el avance del girasol están desplazando a la oleaginosa. Sin embargo, el aumento de la siembra de cultivos de invierno compensa parcialmente esta caída con más plantaciones de soja de segunda.
En la Región central, la menor rentabilidad de la soja de primera frente al maíz y el trigo ha reducido la intención de siembra. No obstante, el incremento del área de trigo está fomentando los cultivos de soja de segunda, que atenúan en gran medida la baja regional.
En el oeste y centro de Buenos Aires la situación es incierta debido a los excesos de agua acumulados durante el invierno, que han provocado anegamientos. La decisión final sobre la siembra de soja, maíz y girasol dependerá del drenaje de los suelos. De persistir los problemas hídricos, podría incrementarse la participación de soja de primera en esta zona.
Por último, el Sur presenta una reducción es leve y se debe a la mayor competitividad del maíz y el girasol. En el sudeste de Buenos Aires, el cambio hacia estos cultivos es más marcado, mientras que en el sudoeste, los márgenes de la soja son más favorables, lo que mantiene su superficie relativamente estable.
En cuanto al clima, se prevé que las condiciones de precipitación para la ventana de siembra se mantengan dentro de los rangos normales, lo que brinda un marco más predecible para los productores.