Daniel Scioli a Ezeiza directo de Roma con el anteúltimo informe de situación de las inundaciones en territorio bonaerense. En la gobernación, a las 11, juntó a su gabinete para una actualización mientras declaraba la emergencia hídrica en su distrito: 2 mil evacuados, 4 mil autoevacuados y 10 mil afectados.
Su ministro de Infraestructura, Alejandro Arlía, le dio elementos para la defensa: hay "inversiones en marcha por $ 3.200 millones" para evitar el desborde de las cuencas, con 2 mil millones ya ejecutados. Para la conferencia de prensa, en la que apuntaría a un culpable natural ("nuestro adversario es el cambio climático", dijo), su equipo preparó un mapa de la provincia con los milímetros de lluvia caídos en cada una de las 29 localidades complicadas. En La Plata se respiraba bronca por el, esperable, aprovechamiento político de la tragedia por parte de la oposición, más precisamente del PRO y aún más certero de la vicejefa de Gobierno porteño, María Eugenia Vidal, que el domingo su precandidatura a gobernadora obtuvo el 30% de los votos.
Pero el principal alegato que debía esgrimir el presidenciable del FpV dependía de él: las razones de su inoportuno viaje al exterior, que a raíz de la polémica, adelantó su regreso: apenas permaneció 10 horas en el suelo italiano. "No hacemos ni ausencia ni demagogia política", fue la defensa y contraataque genérico de Scioli. "No van a encontrar de nuestra parte en estos momentos que desviemos la atención de lo que es lo más importante: atender a la gente", añadió. Sin embargo, con indisimulado malestar, desde su despacho partió la orden de no perdonar las fotos de la postulante de Cambiemos con botas de lluvia en barrios inundados. La vocera de la bronca fue su ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez. "Es lamentable el oportunismo de algunos dirigentes frente a la tragedia, como María Eugenia Vidal, que viene de turista a sacarse fotos a una provincia que no conoce", despotricó la funcionaria.
En el propio equipo de campaña sciolista admitían que tal vez haya sido otro error estratégico (el primero fue subir al avión), ya que rompió la tradición de años del ex motonauta de ignorar a los adversarios mientras es atacado: al apuntar contra Vidal, termina dándole aún más visibilidad. Y más que malestar, se puede interpretar un temor por la figura de una postulante con un sorpresivo caudal de votos en las PASO.
Fiel a su propio manual, el reproche del mandatario fue genérico. "Si bien podemos estar en el contexto de una campaña presidencial y de gobernador algunos toman un camino que creen que con eso pueden captar voluntades. Yo creo que cuando hay una situación de desgracia hay que unir voluntades", se quejó. En cambio, destacó que lo había llamado su par cordobés José Manuel De la Sota. En medio de la temporada de caza del electorado que dejó huérfano el ex presidenciable mediterráneo, su mención en la conferencia no pareció casual.
Sobre el viaje en sí, cuyo objetivo intercaló entre una agenda protocolar con una cuestión de salud (en Italia se hace curaciones en su muñón con el médico Roberto Cabrini mientras que en Francia se realiza las prótesis), Scioli justificó que viajó luego de que le informaran que la inundación tenía tendencia "a la baja", pero emprendió su regreso al registrarse un empeoramiento de la situación, con la sudestada, en "24 horas".
Al momento de la conferencia, el diario La Nación ya había informado que el gobierno italiano no tenía ninguna audiencia prevista entre el gobernador y su primer ministro Matteo Renzi, quien es más, estaba de vacaciones. "Ha sido un viaje personal, con contactos informales que iba a tener", sorteó Scioli. "Con Renzi son amigos, iba a ir a verlo a Florencia", añadieron en su equipo para disipar el misterio que, es tradición, rodea a las visitas anuales de descanso y médicas del gobernador en Europa.