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Luego de meses de proyectar, el gobierno formalizó el proceso para iniciar con la privatización parcial de la empresa que maneja las principales centrales nucleares argentinas. Nucleoeléctrica Argentina (NASA) maneja Atucha I, II y Embalse. Qué advertencias hay en el sector y cómo será el proceso de venta de acciones.
La medida fue publicada esta madrugada en el Boletín Oficial, allí se estableció la venta del 44% del paquete accionario a través de una licitación pública nacional e internacional, mientras que el Estado mantendrá el 51% y el control estratégico de la empresa.
Esto se enmarca en el artículo artículo 8° de la ley 27.742, que declaró a NASA “sujeta a privatización” bajo los términos de la ley 23.696.
Según informaron, el Estado retiene la mayoría accionaria y por lo tanto el voto afirmativo en cuestiones clave cómo la construcción de nuevas centrales o la incorporación de socios.
Cómo será el proceso de privatización parcial
La órden fue ejecutada por el ministro de Economía, Luis Caputo, a través de la Unidad Ejecutora Especial Temporaria “Agencia de Transformación de Empresas Públicas”.
Este reducto es el encargado de implementar el proceso de privatización que deberá concretarse en un plazo de 12 meses. Recordémos que hubo un intento por parte del peronismo de obstaculizar en el Congreso la venta de la empresa y que cayó sin el apoyo de los gobernadores.
AABE creará también un Programa de Propiedad Participada, mediante el cual el 5% del capital accionario será destinado a los trabajadores de la empresa.
Además, la Secretaría de Energía tiene a su cargo la elaboración de un inventario de bienes y docuementación técnica.
El proceso de venta se realizará a través de la plataforma CONTRAT.AR, en línea con lo establecido por el decreto 416/2025. La Dirección Nacional de Normalización Patrimonial será la encargada de coordinar la administración del Programa de Propiedad Participada, en conjunto con la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
La resolución, firmada por el ministro de Economía, Luis Caputo, también ordena revisar el estatuto social de la empresa para adaptarlo al ingreso de capitales privados. Con esta iniciativa, el Gobierno apunta a reconfigurar el sector nuclear, abriendo la puerta a la inversión privada pero manteniendo el control estatal.
Advertencias y alarmas
Es importante destacar que la energía atómica hoy en día está siendo desempolvada luego de su declive tras el fin de la Guerra Fría y las principales potencias del mundo aceleran su desarrollo, no sólo en materia armamentística, sino también en materia energética y científica.
Argentina es un país que no sólo tiene profesionales especializados en la materia, importantes centrales nucleares, sino que también tiene los recursos naturales que se necesitan para el desarrollo de dicha energía.
Por eso, los trabajadores del sector vienen formalizando denuncias y cartas contra el presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y actual vicepresidente de Nucleoeléctrica, Guido Lavalle, en reclamo de la fuga de profesionales por la desinversión en el sector estratégico.
Lavalle es además presidente de Invap, empresa del gobierno de Río Negro que tiene gran relevancia en la producción de tecnología para la Defensa y para la Energía.
“Las y los trabajadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica nos dirigimos a usted para denunciar y repudiar el vaciamiento, desfinanciamiento y el ataque sistemático que está sufriendo nuestra institución", remarcaron los trabajadores en dicha misiva.
Lavalle es un ingeniero, egresado del Instituto Balseiro, que pasó por varias gestiones y que tuvo un rol preponderante durante la presidencia de Mauricio Macri. “CNEA, organismo estratégico de la Nación y columna vertebral del Plan Nuclear Argentino, hoy está siendo asfixiada presupuestariamente, paralizando proyectos y expulsando a trabajadoras y trabajadores calificados y que estamos perdiendo", remarcaron.
Asimismo, señalaron que el funcionario ocupa lugares de decisión en NA-SA, INVAP y CONUAR, por tanto, no puede desconocer que “las decisiones políticas están poniendo en riesgo la soberanía tecnológica, energética e industrial de nuestro país”.
“No podemos obviar que estas acciones forman parte de un desmantelamiento más amplio, que incluye la amenaza de privatización de nuestras centrales nucleares, aunque formalmente no correspondan al ámbito de la CNEA, afectando la integridad de nuestro sector y consolidando un modelo dependiente de monopolios extranjeros", denunciaron los trabajadores.
Entre los principales problemas que atraviesa el sector está la falta de recomposición salarial, con salarios por debajo de la línea de pobreza y congelados frente a la inflación lo cual produce una fuga de cerebros. Además, hay servicios cortados y adeudados, como el Servicio Médico en el CAB, que "lleva ocho meses sin pago y dejará a familias sin trabajo a la vez que desprotege a toda la comunidad del CAB impidiendo el funcionamiento de este Centro Atómico".
En otra nota, hay proyectos paralizados como el CAREM -reconocido internacionalmente como un reactor modular innovador- o los programas de medicina nuclear en provincias como Salta, fundamentales para la salud pública. En esta línea, el desfinanciamiento lleva al corte de suministros y postergación de investigaciones que frenan cualquier iniciativa de desarrollo.
“Se exige una postura clara y activa en defensa de la CNEA, CONICET y del Plan Nuclear Argentino, rechazando el vaciamiento y el ajuste que perjudican tanto a trabajadores como al desarrollo científico y tecnológico del país", reclamaron los trabajadores.
La misiva tuvo la firma de la Asamblea de trabajadores de los Centros atómicos pertenecientes a CNEA (ATCNEA). Entre ellos, la Asociación de Técnicos Comisión Nacional de Energía Atómica -Bariloche y Pilcaniyeu; la Asociación Trabajadores del Estado Comisión Nacional de Energía Atómica; la Asociación de profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Actividad Nuclear y la Comunidad del Instituto Balseiro
CNEA es el organismo que articula investigación, formación de recursos humanos, desarrollo tecnológico e innovación industrial. “Sin presupuesto, sin salarios dignos, sin servicios básicos y con proyectos paralizados y cada vez con menos personal, ese plan queda reducido a la nada misma, en contra de los discursos oficiales de continuidad y cooperación con un programa nuclear con Estados Unidos“.
Finalmente, rechazaron la privatización de las centrales nucleares que aunque no dependen “formalmente” de CNEA -tiene un porcentaje de las acciones de NA-SA-, consideraron que este proceso forma parte del mismo “desguace general que atraviesa al sector científico-tecnológico y productivo nacional”.
“La entrega de NA-SA y de las centrales atenta contra la soberanía energética del país y afecta directamente al conjunto de las y los trabajadores del sector”, concluyeron.