Con un mensaje grabado de aproximadamente 15 minutos, el presidente Alberto Fernández hizo escuchar su voz por primera vez ante los líderes globales convocados con ocasión de la 75ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que en el atípico y complejo contexto que atraviesa el planeta se celebró en forma virtual.
El jefe de Estado sostuvo buena parte de los planteos habituales, como lo es el llamado al Reino Unido a discutir la soberanía de las Islas Malvinas; recuperó parte del repertorio discursivo de su vicepresidenta, Cristina Kirchner, en lo relativo a las reestructuraciones soberanas de deuda, e introdujo algunas ideas con las que pretende estampar su administración. Por caso, hizo cinco llamados a "globalizar la solidaridad", un término recurrente en sus discursos.
El presidente denunció el "endeudamiento externo tóxico e irresponsable" que con fines especulativos atravesó la Argentina en el último cuatrienio, y adelantó que las negociaciones que se tienen para postergar el repago del crédito por más de u$s 40.000 millones tomado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) durante el macrismo apuntarán a "respetar los compromisos contraídos",pero evitando un condicionamiento del programa de reactivación económica y reducción de brechas sociales que se ha trazado su gestión.
En otro tramo, el presidente evocó la Resolución adoptada por la ONU en 2015 sobre Principios Básicos de los Procesos de Reestructuración de la Deuda Soberana, en la que tuvo intervención la entonces presidente Cristina Kirchner, y convocó a "buscar nuevas alternativas multilaterales que faciliten la reestructuración ordenada de las deudas y aseguren la mayor disponibilidad de recursos para enfrentar la pandemia y sostener el crecimiento inclusivo".
Fernández también resaltó la prédica del Papa Francisco y reclamó un marco de mayor cooperación entre naciones para superar la pandemia y la "pesada herencia" que dejará en términos de mayor pobreza, hambre y la desigualdad. Con ribetes poéticos, el mandatario llamará a "construir una vacuna contra la injusticia social, la depredación ambiental y la discriminación".
Entre otros ejes, el presidente subrayó que es imprescindible dinamizar la capacidad de las Naciones Unidas para promover políticas económicas, industriales y sociales orientadas al cambio estructural de las economías, y acentuó su compromiso con la agenda ambiental y los derechos humanos.
Alberto también hizo una fuerte condena al terrorismo, y requirió a Irán cooperación para avanzar en la investigación del atentado a la AMIA. Asimismo, renovó el llamado para que las autoridades migratorias y policiales de otros países detengan a los exfuncionaros iraníes sobre los que pesan alertas rojas de Interpol.
En otro orden, el presidente se manifestó en contra de los bloqueos económicos, como el que Washington mantiene con puño de hierro sobre Cuba desde 1962, y el que la Casa Blanca de Donald Trump impuso sobre el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. No hizo mención a estos casos, particulares pero a nadie le escapa que hacia allí apuntaba su comentario.