Desde este año, el Impuesto sobre los Ingresos Brutos que cobran las provincias ya representa casi un segundo IVA incluido en el costo de la factura de los productos de consumo masivo.
Esto es así porque, por ejemplo en la provincia de Buenos Aires, la producción primaria está gravada al 4%, la industria al 4%, el comercio mayorista al 5% y el minorista al 5%, que se van acumulando con efecto cascada.
Pero incluso Ganancias (típ
ico impuesto progresivo) en el país se vuelve regresivo por la falta de ajuste por inflación, que lleva a que las empresas paguen por ganancias nominales (en definitiva, sobre su capital), y a que las escalas y mínimos para las personas físicas están retrasados, señaló Guillermo Pérez, de GNP Consultores.
Mientras el salario mínimo vital y móvil creció 14 veces desde 1993, el mínimo no imponible de Ganancias de los trabajadores dependientes sólo lo hizo menos de 4 veces. Además, mientras que en los 90 se pagaba la alícuota máxima de 35% con un ingreso de u$s 120.000, cifra que está en el orden de la tributación en el mundo, ahora se hace con sólo u$s 15.000.
El Impuesto a las Ganancias representa en Argentina el 8% del PBI cuando en el mundo ese valor es de entre 15% y 20%, y se duplicó respecto de los 90, cuando era 4% del producto. Pero esto fue producto del esfuerzo recaudatorio y el crecimiento, pero también de la falta de ajuste por inflación.
Sobre la base de números oficiales, Pérez mostró que mientras el PBI en esta década creció 7 veces, el gasto público nacional lo hizo 12 veces y el provincial 10 veces, mientras que la recaudación nacional y provincial de impuestos lo hicieron en la misma proporción, con el consiguiente aumento de la presión tributaria que hoy llegaría a 37% en este cálculo conservador. Los privados lo llevan hasta 46%.