"Lo que más voy a extrañar de este país son los argentinos que son de lo más calurosos y amables". Peter Maddens habla con la voz casi quebrada por los recuerdos de más de cuatro años en la Argentina. Aunque no por esto el embajador de Bélgica en Buenos Aires evita lanzar un mensaje filoso al Gobierno: "Los acuerdos con el FMI o el Club de París que hagan serán necesarios pero no suficientes para que aquí vengan los inversores".

Maddens se está yendo del país en estos días y su despedida viene impregnada de sentimientos de tristeza, incertidumbre y quejas por la Argentina. Por muchas cuestiones que no pudo lograr en su misión de cuatro años y por el futuro que vislumbra hacia adelante en las relaciones bilaterales.

El diplomático recorrió más de 5.000 kilómetros en auto en los últimos meses para despedirse personalmente de la comunidad belga y de los amigos que dejó desperdigados por todo el país. En una charla con El Cronista sostendrá que "con Argentina se está complicando desde las últimas décadas trabajar en el área comercial. Las empresas europeas piensan dos veces a la hora de invertir en Argentina", dijo.

En el tono de Maddens hay cierta melancolía y resignación. No pudo acercar posiciones entre la empresa belga de dragado Jan de Nul y el Gobierno por el futuro de la Hidrovía. El kirchnerismo avanza con la idea de estatizar las obras de dragado en el río a pesar de las resistencias de una parte del gobierno.

La idea de estatizar las tareas de dragado en la Hidrovía no le convencen a Maddens. "Esa es una decisión de un Estado soberano. Pero lo que sé es que en el mundo entero cuando se quiere trabajar con la primera clase de empresas de dragado se trabaja con cuatro empresas y allí están las belgas y las de Holanda. Ese trabajo es mucho más que sacar arena del río", explica.

INVERSIONES Y ACUERDO CON EL FONDO

El embajador de Bélgica tuvo momentos destacados durante su gestión, como la visita de ministros, del viaje a Buenos Aires de la princesa Astrid de Bélgica o de los seis ministros que llegaron durante su misión. Pero también hubo momentos de tensión, como aquella visita a los reyes de Bélgica que Mauricio Macri canceló pocos días antes de viajar o las fricciones con la administración de Alberto Fernández.

"El mercado argentino está lejos para los europeos y tiene una cultura burocrática muy difícil. No siempre resulta fácil decidir invertir en Argentina. Es evidente que la situación política es un poco más complicada aquí", dice a El Cronista este embajador que después del diplomático inglés, Mark Kent, se convirtió en uno de los diplomáticos extranjeros más populares en el país.

Sobre las negociaciones en marcha con el FMI o el Club de París el embajador belga será tajante: "Se trata de acuerdos relevantes y son hechos necesarios para la Argentina. Pero no son hechos suficientes".

-¿Cuáles serían los hechos suficientes para que haya inversión extranjera en la Argentina?

-Lo de siempre. Simplificación burocrática, un ámbito proempresarial. Todo eso no cambió. Lo que ocurre ahora es que a las trabas entre el mundo empresarial y la Argentina se le suma ahora la necesidad de un acuerdo con el FMI y el Club de París".

Por este tema, el embajador Maddens cree que "hay un sistema de seguridad jurídica en Argentina donde los inversores deben aprender a convivir".

-¿Qué significa eso de aprender a convivir?, preguntó El Cronista.

-Lo que digo. Estas hablando con un diplomático (se ríe). Hay que aprender a vivir con el sistema que hay. Es diferente al de otros países pero es lo que hay.

DOS GOBIERNOS Y LA HIDROVIA

El embajador Maddens pasó su misión en Argentina durante los dos últimos años de gobierno de Macri y lo que lleva Alberto Fernández en el poder. "El desafío de enfrentar la pandemia quizá fue más complicado en Argentina ya que debieron manejar una crisis por encima de una crisis económica que ya existía. En los primeros dos años tuvimos mucha actividad a nivel bilateral y en la segunda parte menos pero por la cuestión de la pandemia, dijo.

Maddens evita las comparaciones entre el presidente Alberto Fernández y Macri. "No se los puede comparar. Cada uno tenía sus experiencias o desafíos. Es más fácil trabajar con un gobierno que tiene dos años de experiencia como el que tenía Macri. Y en el caso de Fernández tuvo que enfrentar una cuestión externa que fue el caso de la pandemia", dijo.

-Se habla de estatizar el trabajo de dragado en la Hidrovía que hoy hace una empresa belga desde hace muchos años. ¿Cree que eso podría ahuyentar a los inversores extranjeros de la Argentina?

-No sé bien lo que significa estatizar en este caso. Si estatizar quiere decir que es el Estado hará el trabajo de la empresa privada pues la Argentina es un país soberano para hacerlo. Pero si estatizar quiere decir que controlan lo que ocurre en el río y a las empresas que hacen el trabajo que son operadoras no es imposible de decidir la idea de estatizar. No creo que haya problemas de controlar la obra. Es decir estatizar el control de las obras. Eso supone que hoy el Estado no tiene control en el dragado y creo que eso no es verdad. La empresa belga actual necesita de autorizaciones y contratos controlados con la ley argentina. Cada entrada de un empleado extranjero en la empresa belga está sujeto a todos los controles de la administración argentina. Por eso no sé en qué medida hoy no tiene control el Estado. Pero si la idea es que las obras de dragado que van a implicar que puedan circular barcos en una vía donde circula el 80% del comercio argentino pienso que eso debe estar bien hecho.

-En el Gobierno evalúan la idea de excluir a la empresa de dragado Jan de Nul y reemplazarla por una estatal...

-Hasta ahora no vi ninguna decisión basada en la ley. Habrá que ver. Pero esa es una decisión de un Estado soberano. Lo que sé es que en el mundo entero cuando se quiere trabajar con la primera clase de empresas de dragado se trabaja con cuatro empresas y allí están las belgas y las de Holanda. En todo el mundo trabajan esas empresas. Salvo en Estados Unidos que se prohibe que este trabajo lo hagan otras empresas de otros países. Pero en el mundo entero, las grandes obras de dragado en países del Golfo, en Singapur en Asía, en Panamá se hacen por esas cuatro empresas. Si Argentina logra hacer lo que viene haciendo la empresa Jan de Nul desde hace muchos años por su cuenta no tenemos problemas. Pero eso es un poco más que mover un poco de arena. Es mucho más complicado que eso ya que el 80 % del comercio agrícola pasa por la Hidrovía con lo cual se debería ser más cuidadoso con esas decisiones.

MERCOSUR Y RECUERDOS

El embajador de Bélgica cree que el Mercosur y la Unión Europea lograrán sentar las bases para poner en marcha el acuerdo de libre comercio. Pero admite que eso llevará su tiempo.

"Estamos revisando el texto del acuerdo que fue traducido en 28 idiomas por la manera en que UE está organizada. Ahora se está viendo desde el punto de vista político que hay varias miradas dentro de Europa. Y si hay un acuerdo pragmático por un anexo se hará. Pero todo eso lleva tiempo. Pero esto forma parte del proceso".

-¿Los problemas hoy son los proteccionismos que imperan en cada país para que avance el acuerdo?

-La respuesta fácil sería decir que sí. Pero lo que se está tratando de hacer es un sacrificio en un sector para lograr una ventaja en otro sector. Este es un precio que hay que pagar.

El embajador de Bélgica pasó más de cuatro años en la Argentina y ahora se dirige a Kenia donde tendrá su nueva misión diplomática. Y asegura que lo que más va a extrañar de aquí es a los argentinos. "Son de lo más calurosos que he visto. Aquí el potencial es enorme", dice. También dirá que extrañará el asado, los buenos vinos y los paisajes de la Argentina. En su palabras hay un alo de tristeza y de impotencia. Pero el tiempo ya se le terminó y debe emprender el regreso.