La estrategia esta vez fue arrancar por la confirmación de la adhesión de los gremios del transporte y recién después lanzar la convocatoria a un paro general. Y funcionó, por lo menos desde la óptica de los convocantes a la huelga en la que, liderados por la CGT opositora, varios sectores reclamaron por la suba del Mínimo no Imponible de Ganancias: no hubo trenes, colectivos, vuelos ni fletes y casi no funcionaron los subtes, con lo que la protesta se hizo sentir con fuerza y las calles tuvieron un movimiento similar al de un fin de semana o un feriado.
El líder de la CGT disidente, Hugo Moyano, midió al paro como “contundente”, aunque evitó dar un porcentaje sobre el nivel de acatamiento, algo que sí había hecho poco más temprano su hijo Pablo, titular del Gremio de los Camioneros, quien estimó la participación de los trabajadores en la protesta en un 95%. En la misma línea, Moyano padre se encargó de subrayar que “muchos trabajadores adhirieron en forma voluntaria aunque sus organizaciones no lo hicieron”.
En la conferencia de prensa que dio en la sede de la CGT, el líder de la central sindical le pidió al Gobierno “que interprete la voluntad del pueblo” y cuestionó a los “opinólogos” que criticaron que el paro fuera convocado en un reclamo por Ganancias: “A un trabajador que recibe viáticos, ¿cómo le van a descontar impuestos a las Ganancias? Esto no tiene sentido común”, subrayó.
En un acto que fue transmitido por cadena nacional para contrarrestar el paro, la presidenta Cristina Kirchner minimizó y cuestionó la protesta con algunas frases que resumen la postura que fueron exhibiendo durante el día varios dirigentes kirchneristas. “Si no hubiera habido paro de transporte, no habría habido un paro general”, desafió la mandataria desde La Matanza en un discurso en el que se quejó de los trabajadores que van a la huelga “porque tal vez tienen que dar algo para los jubilados o para los que menos tienen".
Ante las quejas del oficialismo sobre la imposibilidad de que los que querían trabajar lo hicieran por falta de medios de transporte, en la conferencia de prensa en la CGT que ofereció junto a Moyano y otros líderes gremiales, Pablo Micheli, de la CTA disidente, respondió: “Que vayan a trabajar en bicicleta los que quieren trabajar, aunque suene antipático”.
Lo cierto es que con la alta adhesión de los gremios del transporte, el paro se sintió con fuerza desde primera hora. Por la mañana se denunciaron algunos actos intimidatorios contra los taxistas que decidieron salir igual a trabajar, aunque no fueron generalizados y durante todo el día el taxi fue casi el único medio de transporte público que funcionó en Capital, donde, entre otras actividad, no hubo bancos y también fue notoria la cantidad de negocios que optaron por no abrir, ya fuera en señal de protesta o porque decidieron dar el día a los empleados.
El reclamo que aunó a distintos gremios fue el pedido de que suba el Mínimo no Imponible de Ganancias: a pesar del argumento del Gobierno de que es un impuesto que afecta a los asalariados con mejores sueldos, lo cierto es que la recaudación por ese tributo casi se duplicó en dos años. En los últimos días, el Ejecutivo dio varias señales de que no piensa cambiarlo por más reclamos gremiales para que “interpreten la voluntad del pueblo”.
En ese marco, los líderes gremiales van planteando la idea de un paro más largo y con movilización: hace unos días había deslizado esa posibilidad Micheli; hoy temprano se sumó Omar Maturano, de la Fraternidad; y esta tarde el que habló de eso fue el gastronómico Luis Barrionuevo.