El espaldarazo de Patricia Bullrich a Javier Milei de cara al balotaje sacudió a Juntos por el Cambio. Con el pronunciamiento de la presidenta del PRO, y los chispazos que generó, la gran duda es si la coalición opositora que nació en 2015 para hacerle frente al kirchnerismo seguirá en pie.
En el entorno de la excandidata a Presidenta avizoran una reconfiguración de la política argentina, que se verá cristalizada en el Congreso. "Se vienen tres polos", anticiparon. La "liga de los gobernadores", en cambio, apuesta a que la coalición se sostenga "a como dé lugar". Cada uno expresa su pronóstico en base a diversos motivos.
"Se rompe Juntos por el Cambio y se concreta la división que existe desde hace dos años", dijo una fuente allegada a Patricia Bullrich. En la mesa chica de 'La Piba' plantean que el resultado de las elecciones del 22 de octubre -y el pronunciamiento posterior en favor de Milei- no hizo más que blanquear diferencias internas que, en los hechos, ya existían desde hacía tiempo. "Juntos por el Cambio es un matrimonio que vive en casas separadas desde hace años", describieron.
Hecha esta descripción, en el campamento amarillo que se referencia en Bullrich aseguraron que la ruptura de Juntos por el Cambio es "una búsqueda", y no es "una consecuencia" de los resultados de las PASO ni del posicionamiento de la excandidata a Presidenta.
"Mauricio Macri y Patricia Bullrich quieren romper y reordenar el sistema político en centro derecha y centro izquierda", dijo una fuente llegada a la exministra de Seguridad. En otras palabras: los popes amarillos aspiran a "sacarse de encima a la progresía".
¿Qué imagina el PRO alineado con Macri-Bullrich? "Se vienen tres polos en el Congreso". ¿Cómo serían? Por un lado, el bloque de Unión por la Patria, por otro, los "halcones" del PRO, los legisladores nacionales de La Libertad Avanza, más algunos dirigentes aliados, como José Luis Espert o Ricardo López Murphy en el caso de la Cámara de Diputados.
El tercer polo reuniría a los radicales (aunque en el PRO no descartan que algunos de ellos migren para su campamento), la Coalición Cívica y los amarillos más alineados con Horacio Rodríguez Larreta o que ya se expresaron en contra del apoyo a Milei, como por ejemplo los bonaerenses Nicolás Massot o Emilio Monzó.
A estos tres polos se le sumarán aquellas bancadas minoritarias como las de la Izquierda o las que representan a los partidos provinciales que, según el momento o los proyectos que se debatan en el Congreso, acompañarán al oficialismo (gobierne quien gobierne) o se ubicarán en la vereda de enfrente.
De acuerdo al poroteo que hizo un allegado a Bullrich, en Diputados, Unión por la Patria reuniría entre 105 y 110 bancas; los halcones unas 85 y lo que quede de Juntos por el Cambio, unas 55, "más los sueltitos de siempre".
En campamento "no mileísta" de Juntos por el Cambio, aseguran que, de romperse la coalición, en Diputados, se dividiría en dos "espectros" de algo más de sesenta diputados cada uno. Por un lado, al que denominan de "ultra derecha" y, por otro, al que definen como de "centro democrático".
El bullrichismo imagina un panorama similar en el Senado. Por un lado, los halcones y libertarios, por otro los cambiemitas que no comulguen con La Libertad Avanza y, por último, el peronismo. La misma fuente que hizo este poroteo consideró que, de concretarse este nuevo esquema de tercios, se estaría ante un panorama "más sincerado".
El bullrichismo augura que ese reordenamiento de las bancadas en el Congreso se concretaría recién después del 10 de diciembre. Es decir, una vez que asuman los nuevos diputados y senadores.
A esto le atribuyen que Cristian Ritondo, jefe del bloque PRO, haya desactivado la búsqueda de firmas de sus diputados para sacar un comunicado en apoyo al pronunciamiento de Bullrich.
"Si lo sacábamos, el bloque se partía ahora", explicaron en el bullrichismo. Otra fuente amarilla, en cambio, reconoció que no había una postura homogénea como para salir con un texto consensuado. Por eso prefirieron que los pronunciamientos sean individuales.
La mirada de los gobernadores
A diferencia del bullrichismo, los 10 gobernadores electos de Juntos por el Cambio se mantienen firmes en la neutralidad. Así lo expresaron a través de un extenso comunicado que sacaron el mismo día en el que 'La Piba' le dio su apoyo al candidato de La Libertad Avanza.
"Los gobernadores sostienen la coalición a como dé lugar", dijo uno de los dirigentes de Juntos por el Cambio que participó de la reunión que culminó con el comunicado.
Los gobernadores aspiran a trabajar en tándem con los bloques de diputados y senadores para defender los intereses de las provincias o negociar leyes que les resulten convenientes en sus distritos: a mayor número, mayor poder de negociación.
"También el mensaje que se quiso mandar es ahora la centralidad de esta coalición tiene que pasar por los que fueron elegidos en las urnas y no por dirigentes porteños", explicaron a El Cronista. Y agregaron que ese mismo peso deberá regir ante los "sellos de goma que se sientan con igualdad de voto y no tienen un concejal ni lugares ganados".
Básicamente, que ya no sean dirigentes como Mauricio Macri, así como tampoco Elisa Carrió ni Gerardo Morales los que, desde la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio, decidan en nombre de la coalición. Sino que la toma de decisiones pase por los gobernadores y legisladores.
De constituirse ese nuevo polo de poder, con la mira puesta en las elecciones de 2027, la pregunta es qué será más rentable para los diputados y senadores que amenazan con romper con JxC.
Si Milei sale derrotado: ¿les resultará rentable asociarse con LLA, que quedaría reducida a una mera expresión parlamentaria? ¿O les convendrá reafirmar su identidad opositora dentro de Juntos, en donde convivirán diez gobernadores con peso real de los cuales, más de uno, aspira a ser candidato a Presidente en cuatro años?
Ahora bien, si gana Milei, alinearse con los libertarios podría ser un arma de doble filo. Si bien es cierto que podrían tener capacidad de influencia, los halcones, también correrían el riesgo de quedar "pegados" a un gobierno que no es el propio y que, con poco poder territorial, tendrá dificultades para poner en marcha su plan de gobierno.
Para saber qué postura se impone, habrá que esperar, al menos, hasta el 19 de noviembre, día en que se elige al próximo Presidente de la Argentina.